Publicado en: El Economista América
Marcelo Ramal, dirigente del Partido Obrero, plantea que a algunos fondos se los tacha de "buitres", pero todos los que han lucrado con la deuda argentina merecen esa calificación. Como en el pasado, volverá a plantearse la cuestión de quiénes pagarán la factura.
Por Marcelo Ramal (Especial para El Economista América)
En 2012, un fallo de la justicia de Nueva York habilitó al cobro del 100% de sus acreencias a aquellos bonistas que no se habían acogido a las reestructuraciones de deuda que habilitó Argentina en 2005 y 2010. Estos fondos especulativos compraron deuda argentina en situación de default -y a la quinta o sexta parte de su valor de emisión- para litigar luego por la totalidad del mismo. Por esta rapacidad, se los ha tachado de "fondos buitre". Pero en verdad, todos los fondos que han lucrado con la deuda soberana de Argentina -que no es otra cosa que una larga cadena de intereses capitalizados- merecerían esa misma calificación.
Los "buitres" que no aceptaron el canje de deuda representan el 7% de las acreencias totales contra el Estado argentino, al momento de la primera reestructuración. El 93% restante aceptó un canje de títulos, con una quita que rondó el 45% sobre los valores de emisión. Pero quienes se adhirieron a ese canje obtuvieron un dividendo extraordinario, asociado a la evolución del crecimiento económico argentino, el llamado "cupón del PBI". Como la reestructuración de la deuda argentina coincidió con la salida de la bancarrota económica del 2001/2002 ?y con altas tasas de crecimiento en los años posteriores- , los bonistas que accedieron al canje se encontraron con fuertes beneficios aportados por este cupón. Algunos especialistas consideran que el flujo de fondos descontado del ?cupón PBI? terminará neutralizando la quita dispuesta en la reestructuración inicial.