¡TODOS SOMOS PAPELEROS!
El papelero Cristian Lara (Pachi) se
quito la vida en medio de la gran lucha
que libraba junto a sus compañeros de papelera
de Azul, por la fuente de trabajo. Después de cuatro meses sin cobrar y de que
la patronal brillara por su ausencia, decidieron que la salida era poner a
funcionar la fábrica bajo organización cooperativa, recibiendo solo gestos
tibios y poco comprometidos por parte del intendente kirchnerista Inza y
los funcionarios partidarios de su gestión. Con el asesoramiento legal de Jorge
Moreno, resolvieron presentar un amparo solicitando a la justicia declarar el
lock out patronal por cierre ofensivo y la autorización para la reactivación
de la fábrica bajo control obrero. El juez Cataldi respondió ese pedido con un
fallo contrario a los derechos de los trabajadores, argumentando que el amparo
era prácticamente un pedido de autorización para delinquir, ya que atentaba
contra el derecho de propiedad de los empresarios.
Los culpables políticos de este doloroso
desenlace para Pachi, son tanto Jorge Scavuzzo, Abel Amaya y Germán Vena, como
propietarios vaciadores responsables de la papelera; como el juez Jorge Cataldi
que ignoró la difícil situación de los trabajadores y desconoció la negligencia
de la patronal, evadiendo de esta forma la responsabilidad de actuar como
debería haber actuado: defendiendo la fuente de trabajo de los trabajadores y
no la imposición de propiedad de los que atentaron contra el funcionamiento de
la fabrica; y la actuación carente de compromisos concretos de la municipalidad
de Azul, gobernada por el Frente para la Victoria.
Después de esta dura noticia, se hacen
más fuertes los planteos de los
trabajadores de que la empresa que fue abandonada por los empresarios ahora
pase a manos de quienes tienen intereses más que demostrados de que la papelera
funcione como fuente de trabajo y de productos para la sociedad. También es
urgente que el gobierno municipal se ponga del lado de los trabajadores y brinde
una solución concreta a la familia de Lara, que ha quedado conformada por una
madre desempleada y sus cuatro hijos.
Esta lucha debe ser encabezada por toda la
ciudad de Azul, brindando su apoyo, acercándose a la fábrica, colaborando con
el fondo de huelga, manifestando cada vez que
haya que hacerlo. No puede permitirse esta alianza entre el poder
económico y político a espaldas de los trabajadores.
La consigna común tiene que ser ¡todos
somos papeleros!; ya que cualquiera pudo haber sido estafado por empresarios
corruptos, abandonado por gobernantes indiferentes y desoídos por jueces
insensibles.