Por Emilio Pradas (Partido Obrero-UJS, Azul)
Allá por el 2003 y en los albores de la “DeKada Ganada”,
el estribillo del tema de Resistencia Suburbana nos refería a cómo la
idiosincrasia del pueblo se estaba yanquilizando.
Esto era visto desde el punto de vista cultural, pero obviamente, se había
hecho su hueco a través de las políticas neoliberales que desde décadas atrás
estructuraban la realidad del país. Ya por el 2013, debemos saber que el
gobierno kirchnerista no sólo ha profundizado estas medidas neoliberales –
impuestazos, devaluación, ajuste, privatización de la educación, flexibilización
laboral, reprivatización petrolera, entre otras- sino que se está apuntando a
otro tipo de influencia sobre las masas, lo que podría ser visto como la
“contrainteligencia militante”.
La intención no es ser apocalíptico ni mucho menos, sino
poder encontrar un esbozo realista de las medidas y/o acciones que ha ido
tomando el gobierno de Cristina Fernández.
Empezando por lo más cholulo,
el tan famoso y adorable Pibe Trosko -personaje
virtual de los más conocidos en la actualidad- se ha ido metamorfoseando en un instrumento kirchnerista que
avanza sobre lo que hoy es un gran espacio de discusión política: las redes
sociales. Tanto Facebook como Twitter se ven inundados por los comentarios pseudo-humorísticos
del Pibe, que lleva adelante una
eficaz consigna, la ridiculización de la militancia trotskista, que es
estrictamente necesaria para el establecimiento absoluto del ideal K de la
militancia, el del pragmatismo burocrático que permite emprolijar el sistema
para evitar el cambio definitivo.
La única forma que tiene el gobierno para poder correr a
la Izquierda es desprestigiándola, para no caer en discusiones serias. No hay
excusas para el kirchnerismo ante los reclamos que lo corren por izquierda, más
aun cuando ellos realmente creen que su progresismo mentiroso tiene tintes
revolucionarios.
Esta “política” es tremendamente triste y violenta,
porque acciona contra los trabajadores acusándolos de despreocupados y/o
desinteresados por la organización, cayendo en los reduccionismos y creando un
relato ficticio; dejando de lado que tras décadas de asistencialismo los
trabajadores han sido adoctrinados para reemplazar su original objetivo
revolucionario por el conformismo del “antes estábamos peor”.
De la mano de este ataque a la militancia,
fundamentalmente a la de izquierda, el Estado ha desarrollado formas de control
social (ley antiterrorista, proyecto X, Sistema Federal de Identificación
Biométrica –SIBIOS-) en conjunto con el ataque sistemático a las luchas de los
trabajadores y la represión policial hacia las mismas. La criminalización de la
protesta, negada a rajatabla por los militantes K y orientada sólo al macrismo
-socios de los K justamente-, es hoy una política real del Estado. Ejemplos de
esto son el crimen de Mariano Ferreyra por parte de la patota sindical de
Pedraza, los muertos en Jujuy
asesinados por pelear por la vivienda en 2011, el ataque a los Qoms en Formosa,
el encarcelamiento de los delegados de ATE en La Plata, el
caso de Américo Alejandro Balbuena, oficial de Inteligencia
de la Policía Federal infiltrado en la agencia Rodolfo Walsh, entre muchísimos
otros.
Haciendo un poco de memoria y
yendo varios años atrás, Estados Unidos, y más precisamente el FBI, llevaba
adelante el COINTELPRO o Programa
de Contrainteligencia, que tenía como propósito investigar y desbaratar
las organizaciones políticas disidentes dentro de los Estados Unidos. El
documento fundador de COINTELPRO dirigía a agentes del FBI a "exponer,
desbaratar, descarriar, desacreditar o de lo contrario neutralizar" las
actividades de estos movimientos disidentes y sus líderes.
Nuestro país viene desarrollando de manera descarada métodos
de relación directa con lo anteriormente enunciado. Por un lado, la ley
antiterrorista impuesta por el Departamento de Estado norteamericano es
presentada como una herramienta para perseguir a especuladores, cuando, como lo
demuestra el procesamiento a los luchadores y la condena de las huelgas como
“extorsivas”, tiene su mira puesta en las luchas obreras y populares. La ley
penaliza como ‘terroristas’ las acciones de presión contra el gobierno que sean
consideradas delitos, que es como han sido calificados numerosas veces los
cortes de ruta y las huelgas declaradas precisamente ‘ilegales’ o las
ocupaciones de empresas en proceso de vaciamiento.[i]
De la mano de esta ley, y funcional a la misma, encontramos
al Proyecto X, que escarba en las posiciones políticas de los activistas
obreros en lucha.
La información reunida por la gendarmería versa sobre las actividades
realizadas por organismos de derechos humanos que reclaman por la aparición de
Jorge Julio López, por Luciano Arruga, contra la concentración y
extranjerización de la tierra, etc. También contiene cuadros que ordenan la
información bajo el título de “Calendario de Movilizaciones”, que abarca a
varias provincias y organizaciones, como las de los familiares de Cromañón,
Madres de Plaza de Mayo, la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y
agrupaciones de trabajadores desocupados. La información contenida en estos
archivos no apareció nunca antes en ningún medio de difusión, lo que lleva a
concluir que para obtener dicha información se han utilizado diversas formas de
espionaje (escuchas ilegales) o de infiltración en las organizaciones por parte
de agentes de inteligencia.[ii]
Por otra parte, el SIBIOS - Sistema Federal de
Identificación Biométrica- está completamente
integrado con las bases de datos de identificación, que además de los
identificadores biométricos, incluyen imagen digital, estado civil, grupo
sanguíneo y otras informaciones básicas que se recolectan desde el nacimiento y
a través de la vida de las personas. Además, no sólo la Policía Federal tiene
acceso a este sistema integrado. SIBIOS fue diseñado para el uso de otras
fuerzas de seguridad y organismos, incluyendo la Dirección de Migraciones, la
Policía Aeroportuaria y la Gendarmería Nacional, incluso está disponible a las
fuerzas policiales y entidades provinciales. Hay que analizar seriamente los
riesgos de SIBIOS y las limitaciones e impactos que tiene en las libertades
civiles y la protección de datos personales ya que no sólo amenaza la privacidad
de los ciudadanos y el derecho a la protección de sus datos personales, sino
que también involucra una seria amenaza a los derechos civiles y políticos.[iii]
En la actualidad, vemos cómo se acrecientan estos mecanismos
de control, cómo nos sumergimos en un estado policial y cómo la persecución a
los luchadores sociales es cada día más visible. La ilegalidad e
inconstitucionalidad es manifiesta – siendo denunciada incansablemente por el
Partido Obrero-, pero no alcanza sólo con afirmar este punto. Hay que seguir
luchando y elevando las banderas de la protesta como derecho natural de
aquellos desplazados por el sistema capitalista. No nos conformemos y, menos aún,
no dejemos que nos controlen como muñecos. Luchemos y organicémonos para
enfrentar el saqueo capitalista.
Definitivamente, la salida es por Izquierda.
[i] http://www.plazademayo.com/2012/02/los-expedientes-secretos-x/
[ii] http://po.org.ar/blog/2013/03/07/proyecto-x-se-confirma-el-espionaje-oficial/
[iii] http://www.vialibre.org.ar/2012/01/10/biometria-en-argentina-la-vigilancia-masiva-como-politica-de-estado/