domingo, 21 de octubre de 2012

Documento leído en Plaza de Mayo con motivo del segundo aniversario del asesinato de Mariano Ferreyra


JUSTICIA POR MARIANO FERREYRA
PERPETUA A PEDRAZA Y CASTIGO A TODOS LOS CULPABLES


Hoy, 20 de octubre, se cumplen dos años del asesinato de Mariano Ferreyra y de las gravísimas heridas que sufrieron Elsa Rodríguez y otros compañeros a manos de una patota de la Unión Ferroviaria conducida por José Pedraza. 

Hoy, a dos años del crimen de Mariano, nos hacemos presentes en Plaza de Mayo con esta movilización, para reclamar condena a José Pedraza y Juan Carlos Fernández, los responsables políticos de este crimen contra la clase obrera; para reclamar condena a Pablo Díaz y a los integrantes de la patota que ejecutaron el ataque; para reclamar castigo a los policías que permitieron la concreción del crimen liberarando la zona, cubrieron la huida de la patota y destruyeron pruebas fundamentales.

Nos hacemos presentes, también, para exigir el desmantelamiento de las patotas sindicales de la Unión Ferroviaria –que han seguido activas en estos 24 meses, como lo prueban los numerosos testigos que fueron amenazados para que no declarasen contra Pedraza y su banda criminal. 

Ninguna de estas amenazas –todas ellas denunciadas ante la justicia- fue esclarecida. Tampoco lo ha sido el último y más resonante de estos episodios, el de la desaparición de Alfonso Severo.


Frente a su desaparición –que puso en vilo a la población y provocó movilizaciones en todo el país- el gobierno primero hizo correr la versión de que se trataba de un secuestro fraguado, pero luego pasó a elogiarlo, sin que mediara ninguna explicación de lo que realmente ocurrió.

Llegamos a este segundo aniversario, en pleno desarrollo del juicio contra Pedraza y su banda, y contra siete policías que fueron parte activa del plan criminal ejecutado por la patota. 

Llegamos a este juicio con Pedraza preso, una inmensa victoria de la movilización popular que a veinticuatro horas del crimen, reunió más de 60.000 personas en las calles de la Capital, junto a las marchas, paros y cortes que recorrieron todo el país con un reclamo unánime: juicio y castigo a TODOS los culpables. Esa movilización popular no cesó ni un instante en estos 24 meses sin Mariano. Trabajadores, estudiantes, artistas, escritores, periodistas, agrupaciones y organizaciones populares de toda la Argentina e incluso del exterior refrendaron en millares de iniciativas el compromiso, la determinación y el clamor de que el crimen de Mariano y el ataque a los compañeros no quede impune. Ese es el reclamo que hoy, a dos años de su asesinato, traemos a esta Plaza de Mayo.

Nos movilizamos porque queremos llegar hasta el final en la cadena de responsabilidades por este crimen político y para que nunca más un crimen contra el pueblo quede impune. 

El crimen de Mariano sacó a la luz el infame régimen de las tercerizaciones que rige en el ferrocarril y en todos los gremios, por el cual miles de trabajadores perciben un salario inferior al que les corresponde por la misma tarea que realizan los compañeros bajo convenio. 

En el caso del ferrocarril, quienes lucraban con esta precarización –además de los empresarios- eran los jefes de la Unión Ferroviaria. ¡Los dirigentes sindicales eran propietarios de varias de las cooperativas truchas que empleaban trabajadores en condiciones indignas! De esa manera amasaron verdaderas fortunas. Pedraza, el jefe máximo de la burocracia sindical ferroviaria, fue detenido en Puerto Madero en un piso de su propiedad valuado en un millón de dólares. 

Los ferroviarios tercerizados y quienes los acompañaban se pusieron de pie contra ese negociado y la burocracia sindical lo defendió a sangre y fuego: el crimen de Mariano pretendió ser un castigo ejemplar contra los tercerizados que luchaban por pasar al convenio y contra quienes los apoyaban. 

Contra lo que pretendieron afirmar –y siguieron afirmando- voceros oficiales, como el Ministro Tomada, en el crimen de Mariano no hubo “enfrentamiento” alguno: los tercerizados y los militantes que los apoyaban fueron emboscados por la patota de Pedraza cuando ya se retiraban de la zona de las estaciones ferroviarias. Esto ha sido ratificado por decenas de testimonios en el juicio oral; no sólo en boca de los tercerizados y militantes que se movilizaron en su apoyo, sino también por parte de trabajadores de la zona, transeúntes que ocasionalmente se encontraban en el lugar, periodistas e incluso algunos policías. 

Como lo denunciáramos tantas veces en estos 24 meses, ese ataque fue el resultado de un plan criminal orquestado por Pedraza y la cúpula dirigente de la Unión Ferroviaria con la complicidad de los empresarios de Ugofe y de los funcionarios de la Secretaría de Transporte; un plan que no hubiera sido posible sin la activa colaboración de la Policía Federal.

Después del crimen de Mariano, el gobierno y las privatizadas rechazaron una y otra vez la incorporación de los tercerizados a la planta. Las sucesivas medidas de lucha de los ferroviarios fueron objeto de ataques políticos e incluso represivos contra el movimiento de lucha de los tercerizados y las fuerzas que los apoyaban. También fueron objeto de ataques los trabajadores ferroviarios que sistemáticamente denunciaron el mal estado del sistema y el peligro que eso entrañaba para usuarios y empleados. Se llegó al extremo –en diciembre del 2010, cuando aún Pedraza estaba en libertad- de que un juez amigo del gobierno resuelva la detención de los luchadores ferroviarios Hospital y Merino, ambos compañeros de Mariano Ferreyra, bajo la acusación de cortar vías, mientras la ministra Garré los acusaba de ´desestabilización´. Fue la movilización popular unitaria a Plaza de Mayo la que desbarató estas maniobras, que de haber prosperado, hubiesen posibilitado la impunidad para Pedraza. 

Por eso, hoy volvemos a manifestar que entre el crimen de Mariano y la masacre de Once existe un hilo de continuidad: la misma trama de intereses que reúne a empresarios, funcionarios y burócratas sindicales en torno al negociado de los subsidios estatales. 

A lo largo de una década, el presupuesto público sirvió para enriquecer a un puñado de parásitos y poner en pie el régimen que derivó en el crimen de Mariano primero y en la masacre de la estación Once –con sus 51 muertos y más de 700 heridos- tiempo después. Los protagonistas son los mismos: tras la masacre de Once, los socios de TBA en Ugofe fueron premiados con la gestión de los ramales Sarmiento y Mitre tras la salida de Cirigliano. Los grandes ausentes en el juicio que se está desarrollando en estos momentos, son los empresarios y los funcionarios políticos responsables por estos crímenes contra el pueblo.

Queremos el castigo a TODOS los culpables.

Reclamamos que se investigue a los empresarios de Ugofe que concedieron las licencias laborales para formar la patota; reclamamos que se investigue al ex secretario de transporte, Juan Pablo Schiavi -quien se encontraba junto a Pedraza y Fernández al momento de producirse el ataque- y al ex subsecretario de transporte ferroviario Antonio Luna. Reclamamos que los policías sean juzgados por su participación necesaria en la emboscada criminal, y no como espectadores pasivos del ataque.

NO A LA IMPUNIDAD

El juicio oral contra Pedraza y su patota estuvo precedido por todo tipo de tentativas para postergarlo y así lograr que la Cámara de Casación les conceda la excarcelación de los detenidos. Pretendían que Pedraza sea juzgado en libertad para sortear el cumplimiento efectivo de una eventual condena, pero fracasaron. 

Los defensores de Pedraza también presentaron un pedido de juicio político contra los miembros del tribunal que lo está juzgando, ante el cual el Consejo de la Magistratura -en lugar de rechazarlo en el acto-, ordenó la instrucción de un expediente. Alertamos a toda la población que acompaña esta lucha, que eso significa una espada de Damocles sobre las cabezas de los jueces que juzgarán a Pedraza, ya que el Consejo de la Magistratura – en el que el oficialismo tiene mayoría - puede vetar al tribunal en el transcurso del juicio, o dar por nulo el proceso si no se ajustara a sus intenciones políticas. 

No podemos dejar de señalar que Pedraza se sumó desde la cárcel de Ezeiza al bando de la burocracia sindical que apoyó el gobierno en la crisis de la CGT, lo cual fue avalado por el Ministerio de Trabajo. Detrás del voto de Pedraza, existe una activa negociación política con el Estado para lograr su absolución o la atenuación de una eventual pena.

Advertimos también por los intentos de aislar este juicio y despojarlo de sus connotaciones políticas. Nos referimos la demora de las causas conexas a la que investiga el crimen de Mariano: la del intento de coimas a la cámara de Casación, en la que están involucrados jueces y agentes de inteligencia; la del desvío de fondos que denunció un ex gerente de Ugofe y la del perito de parte Roberto Loclés por alterar la bala que mató a Mariano. Todas ellas conectan los intereses y circunstancias que rodean el crimen de Mariano. A este operativo de rescate de la burocracia pedracista se suma Ugofe, que acaba de sancionar a dos de los dirigentes de la oposición antiburocrática a Pedraza en el ferrocarril Roca, Jorge Hospital y Flavio Bustillo, sobre la base de acusaciones infames.

Las pruebas contra Pedraza y los demás acusados se acumulan audiencia tras audiencia. Los testimonios que se están vertiendo en la sala de audiencias, dan cuenta del carácter artero y criminal de la agresión de la patota, y de la existencia de varios tiradores; del escandaloso negociado montado en el ferrocarril sobre la base de los subsidios estatales, en el que están asociados empresarios, sindicalistas y funcionarios; de la completa descomposición de la burocracia sindical. 

De las declaraciones de los testigos y de las escuchas judiciales, surgen con claridad el firme verticalismo que rige en la Unión Ferroviaria, liquidando la pretensión de colocar a Juan Carlos Fernández y Pablo Díaz actuando al margen de la del consentimiento de Pedraza. Reflejan la comunión de intereses económicos de la burocracia, los empresarios y los funcionarios del gobierno en la explotación de las tercerizadas y la connivencia de Pedraza con la primera línea del Ministerio de Trabajo, Carlos Tomada y Noemí Rial. 

También reflejan la viva preocupación de la burocracia por mantener el control político del ramal Roca y bloquear la influencia de las agrupaciones y corrientes combativas entre los trabajadores. En las escuchas, consta además el auxilio brindado por la Unión Ferroviaria a Cristian Favale –el principal sospechado de ser el autor material del crimen de Mariano-, la organización de los lock out de la UF y La Fraternidad en solidaridad con los detenidos y ubican a Pedraza en el centro de las negociaciones para sobornar a los miembros de la sala III de la Cámara de Casación. 

Los personeros de la burocracia sindical del ferrocarril siguen enquistados en sus puestos de funcionarios. Entre otros, Ángel Stafforini –acusado de reunir los fondos destinados a sobornar al tribunal de Casación- y Graciela Coria -esposa de Pedraza- aun hoy integran el directorio del Belgrano Cargas, y administran una caja mensual multimillonaria; Juan Araya, abogado de la Unión Ferroviaria y organizador de la asistencia a los patoteros detenidos, continúa revistiendo en la empresa estatal Sofse. Antonio Luna –de La Fraternidad- continuó atornillado a su puesto de subsecretario hasta que su procesamiento por la masacre de Once parecía más o menos inminente; pasados varios meses de la masacre de Once Randazzo recorría con Luna los talleres ferroviarios de Remedios de Escalada. El lugar elegido no era casual: en esos talleres se vive una intensa lucha política entre el activismo antiburocrático y la patota, que fue reclutada mayormente de esas dependencias. 

La protección del gobierno y del Ministerio de Trabajo a la patota de Pedraza continúa hasta el día de hoy. 
En las elecciones de la Unión Ferroviaria que se realizarán en el mes de noviembre el ministro Tomada avaló el estatuto cárcel armado por la burocracia para impedir la presentación de listas opositoras a nivel nacional. Incluso varias listas seccionales presentadas por la oposición fueron impugnadas con el aval del Ministerio. La defensa del unicato sindical apunta a salvar al pedracismo, en momentos que éste sufre su peor crisis como consecuencia de la detención de su máximo dirigente. 

La permanencia de los hombres de Pedraza en el ferrocarril es sólo un aspecto de la protección del poder político sobre la burocracia sindical –que se expresa también en el amparo oficial sobre ex buchones comprobados de la dictadura militar como Gerardo Martínez , de la Uocra, y Julio Sosa, de la comisión directiva de La Fraternidad. Esa protección se expresa, todos los días, en la impunidad con que actúan sus patotas, y en la propia persecución estatal y judicial sobre los luchadores, impulsada desde el gobierno: las patotas de la burocracia sindical constituyen, en este sentido, una verdadera ´tercerización´ de la represión. A su turno, la sociedad entre esa burocracia, los privatizadores y el Estado, continúa en el vaciamiento de un sistema ferroviario en ruinas, que todo el tiempo se cobra víctimas fatales. 

La defensa de la burocracia sindical es una cuestión de Estado para el gobierno y las patronales. Incluso buena parte de la llamada oposición política hace suya la defensa de la burocracia y del unicato sindical. Comparten el objetivo de imponer –incluso por la fuerza y las patotas- una regimentación de los trabajadores que posibilite mantener el 35 % de trabajo en negro, los salarios promedio de $3.400, la tercerización que afecta muy especialmente a la juventud. Terminar con la burocracia sindical y recuperar los sindicatos para los trabajadores plantea una lucha política contra el régimen dominante. 

DESPUES DEL CRIMEN DE MARIANO

Después del crimen de Mariano, la movilización obrera y popular logró el pase a planta de más de mil quinientos trabajadores ferroviarios, logramos la prisión preventiva de Pedraza y que los policías sean juzgados junto a los miembros de la patota.

Pero también se produjeron gravísimos hechos contra los luchadores populares, a la escala de todo el país. Sólo un mes después, en Formosa, dos dirigentes de la comunidad qom La Primavera -Roberto López y Mario López- fueron asesinados por parte de las fuerzas policiales al mando del gobernador kirchnerista Gildo Insfrán. Al poco tiempo, en la Capital, otros tres compañeros -Bernardo Salgueiro, Rosemary Chura Puña y Emilio Canaviri Álvarez- eran asesinados en el Parque Indoamericano, en medio de la represión que comandaron la Federal de Aníbal Fernández y la metropolitana de Mauricio Macri. También se produjo la sospechosa muerte del dirigente campesino chaqueño Mártires López, aún no esclarecida. En el mes de Julio, la lucha por la tierra se cobró la vida de los compañeros Juan Velázquez, Félix Reyes y Ariel Farfán en Libertador (Jujuy), donde la policía de otro gobernador oficial actuó en defensa del monopolio explotador de los Blaquier. Poco después, el asesinato de Cristian Ferreyra, y más recientemente el de Mario Galván, ambos militante del Mocase, a manos de sicarios de los latifundistas. En la provincia de Rio Negro, Daniel Solano, activista sindical del gremio de la Fruta, fue secuestrado y asesinado por un ´escuadrón de la muerte´ policial, por orden de la patronal de la fábrica donde trabajaba, por negarse a aceptar un soborno a cambio de entregar las reivindicaciones de sus compañeros. 

La acción represiva no ha cesado tampoco sobre los luchadores obreros que desafían a las patronales y a las burocracias, como ocurre con los compañeros de Cerro Dragón, Chubut, que protagonizaron una gran huelga contra la tercerización en los yacimientos petroleros, y con los vecinos del barrio Islas Malvinas, de la capital de Jujuy, brutalmente reprimidos por la policía del gobernador oficialista Eduardo Fellner. Por otra parte, quedó al desnudo un régimen de delación y espionaje contra los luchadores denominado ´Proyecto X, defendido por la ministra de seguridad Nilda Garré –la misma que durante un año suministró defensa gratuita a los policías imputados en la causa de Mariano y pretendió procesar a sus compañeros de lucha, Hospital y Merino. Meses después del crimen de Mariano, era detenido Rubén “Pollo” Sobrero, del Cuerpo de Delegados del Ferrocarril Sarmiento, bajo una imputación falaz públicamente respaldada por Aníbal Fernández. Más recientemente, fue sancionada la compañera Estela Dines, activista del Tren de la Costa.

Hoy, existen miles de compañeros procesados, perseguidos o con amenazas de desafuero en todo el país, entre los que se cuentan delegados obreros de base, estudiantiles, dirigentes políticos y de derechos humanos. La acción de las patotas y la criminalización de los luchadores no cesaron. La sanción de la llamada ´ley antiterrorista´ a fines de 2011 refuerza esta política represiva, apuntada a las luchas y movilizaciones obreras y populares. El militar Sergio Berni, actualmente a cargo de la conducción de la gendarmería en la represión de las luchas sociales, debutó desalojando a palazos un corte de Panamericana protagonizado por trabajadores desocupados, a los cuales detuvo y condujo a Campo de Mayo, emblema de los peores campos de concentración de la dictadura militar. La política represiva se agudiza, con la mira puesta en las luchas obreras y populares que se plantean frente al ajuste que gobierno nacional aplica sobre salarios y prestaciones sociales.

El de Mariano Ferreyra fue un crimen político. Porque involucró al estado, a las burocracias sindicales que le sirven, a sus aparatos de represión y a los capitalistas que usufructúan el ferrocarril privatizado -y también porque terminó con la vida de un militante revolucionario. 

En esta lucha también recogemos los nombres de José Cabezas, de los asesinados en las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, de Carlos Fuentealba, de Jorge Julio López, de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán y de todos los luchadores asesinados bajo este régimen cuyos responsables políticos continúan impunes. ¡Nunca más!

Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero, organizador de la Federación Universitaria de Buenos Aires en el CBC de Avellaneda, palpitaba todas y cada una de las luchas obreras de su zona. Pero también fue un apasionado del teatro, del cine, de la música, de la amistad y la juventud militante, que es la que lucha por una sociedad sin explotadores ni explotados. 

Mariano abrazó la causa del socialismo como parte de una generación obrera y juvenil que hoy, en las fábricas, colegios y facultades, se pone de pie para dotar a los sindicatos, federaciones estudiantiles, organizaciones barriales de una nueva dirección para sus luchas. Por todos ellos, por Mariano, por Elsa, por todos los luchadores criminalizados o perseguidos, decimos:

1. Perpetua a Pedraza y a toda la patota que asesinó a Mariano Ferreyra e hirió a Elsa y a los otros compañeros.
2. Castigo a los policías, responsables políticos y empresariales cómplices del crimen. Que los policías sean condenados por lo que les cabe, partícipes necesarios de un homicidio.
3. Fuera los agentes de Pedraza y los privatizadores del Ferrocarril. Fuera sus patotas y los empresarios. Por renacionalización del ferrocarril, bajo gestión de los trabajadores.
4. Abajo las sanciones de Ugofe contra Jorge Hospital y Flavio Bustillo. Fuera los socios de Pedraza de la Unión Ferroviaria.
5. Basta de persecución y asesinato de luchadores. Juicio y castigo a los responsables de los crímenes contra todos los militantes populares asesinados desde entonces, los compañeros Qom, los del Parque Indoamericano, los de Jujuy, los campesinos de Santiago del Estero. Basta de amparo oficial a las patotas sindicales.

MARCHA POR MARIANO


En Perfil:

Multitudinaria marcha a dos años del asesinato del joven militante Mariano Ferreyra



El documento denuncia la ausencia en el juicio oral por parte de los empresarios ferroviarios y los funcionarios de la Secretaría de Transporte.

Las organizaciones de izquierda denuncian que la cúpula sindical sigue operando igual que antes.

Además, los dirigentes del PO aseguraron que si se hubiera desarmado la cúpula sindical de la Unión Ferroviaria, se podría haber evitado la tragedia de Once.

"Basta de burocracia sindical" y " cadena perpetua a Pedraza" eran los reclamos que hicieron los militantes. 

Los dirigentes del Partido Obrero presidieron la marcha. 


Los dirigentes del Partido Obrero presidieron la marcha.

"Basta de burocracia sindical" y " cadena perpetua a Pedraza" eran los reclamos que hicieron los militantes.

Fueron más de 20 mil militantes.

Fueron más de 20 mil militantes.

El documento denuncia la ausencia en el juicio oral  por parte de los empresarios ferroviarios y los funcionarios de la Secretaría de Transporte.

Las organizaciones de izquierda denuncian que la cúpula sindical sigue operando igual que antes.


El 20 de octubre del 2010, militantes del Partido Obrero organizaron unamanifestación junto a los empleados tercerizados de la ex línea ferrroviaria General Roca, para reclamar por el pase a planta permanente y la inmediata reincorporación de los trabajadores despedidos.
Durante la marcha, una patota que respondía a la dirigencia sindical de la Unión  Ferroviaria, embistió con arma de fuego a los manifestantes. Mariano Ferreyra, militante del PO de 23 años, murió producto de un balazo en la cabeza. 
Con motivo del segundo aniversario de su muerte, el Partido Obrero junto a distintas organizaciones de izquierda, universitarias y sindicales, marcharon desde Congreso hasta Plaza de Mayo para reclamar por Justicia. Sin embargo, ninguna agrupación kirchnerista se hizo presente, ni adhirió a la convocatoria.
 
"Cadena perpetua para Pedraza y a todos los responsables", fue el pedido de la movilización que se realiza en el marco del juicio oral por el crimen del militante que tiene como imputados a la cúpula sindical de la Unión Ferroviaria con José Pedraza a la cabeza.
 
La movilización fue encabezada por los dirigentes del PO, Jorge Altamira, Christian Castillo, Néstor Pitrola, Marcelo Ramal y Gabriel Solano. También se hicieron presentes Rubén “Pollo” Sobrero, Vilma Ripoll (MST), Myriam Bregman (PTS) y algunos representantes de la CTA. 
 
Detrás de ellos, más de 20 mil de jóvenes de distintas agrupaciones sociales y partidos políticos marcharon al grito de “basta de burocracia sindical” y “perpetua para Pedraza y todos los responsables”.
 
Durante la manifestación, uno de los documentos que se leyó fue de los familiares de las víctimas de la tragedia de Once, quienes también reclaman Justicia por los 51 muertos y centenares de heridos. En esta línea fue que el dirigente del PO, Gabriel Solano señaló que “si después del asesinato de Mariano el gobierno hubiese desarmado la mafia ferroviaria se habría evitado el accidente de Once”.
 
En el documento central, las organizaciones firmantes sostienen que “las amenazas y actos de intimidación contra testigos de la causa ponen de manifiesto que las patotas de Pedraza continúan activas”, y más adelante agrega: "Mientras en el juicio se acumulan pruebas contra la cúpula de la Unión Ferroviaria, sus personeros continúan ocupando puestos claves en la gestión del sistema ferroviario”.
 
Además, el documento denuncia la ausencia en el juicio oral por el asesinato de Mariano Ferreyra, por parte de los empresarios ferroviarios y los funcionarios de la Secretaría de Transporte.

En Clarín:



Masiva marcha de la izquierda a dos años del asesinato de Ferreyra

Unas 10.000 personas reclamaron prisión perpetua para el sindicalista José Pedraza.




A dos años del asesinato de Mariano Ferreyra, organizaciones sociales y partidos de izquierda se movilizaron en distintos puntos del país reclamando Justicia.
El punto central fue en la Plaza de Mayo, con la Casa Rosada de fondo.
Cerca de 10 mil personas marcharon desde el Congreso . “El modelo ferroviario K incluye patotas como las que asesinaron a Ferreyra y corrupción como la que causó las muertes de Once”, sentenció la dirigente Vilma Ripoll (MST-Proyecto Sur), quien acompaño la marcha por Ferreyra. El mensaje de la convocatoria fue “para reclamar justicia por Mariano, perpetua a Pedraza y el desmantelamiento de las patotas sindicales y empresariales ”. “Che Cristina no me olvido de ese día, que a Pedraza lo cuidó tu policía”, fue el estribillo repetido una y otra vez durante toda la tarde, en cada una de las columnas.
“Las movilizaciones por el castigo a los culpables llevaron a prisión a algunos de los autores intelectuales y materiales, sentando en el banquillo de los acusados a burócratas sindicales y policías.
El juicio debe mostrar el móvil del crimen . Pero los trabajadores tercerizados, los que lucharon y se movilizaron desde antes de aquel 20 de octubre, saben cuál fue”, afirmó, Christian Castillo, dirigente del PTS en el Frente de Izquierda. Se leyó un documento final firmado por todas las agrupaciones en el que se exigió cadena perpetua para José Pedraza, ex titular de la Unión Ferroviaria, hoy detenido y enjuiciado por ser uno de los presuntos instigadores del asesinato de Mario Ferreyra.
“Fue un crimen político.
Porque involucró al Estado, a las burocracias sindicales que le sirven, a sus aparatos de represión y a los capitalistas que usufructúan el ferrocarril privatizado”, dice otra parte del documento que se leyó en la Plaza. También pidieron que “se investigue al ex secretario de transporte, Juan Pablo Schiavi, quien se encontraba junto a Pedraza al momento de producirse el ataque, y al ex subsecretario de trasporte ferroviario Antonio Luna”.
Entre los dirigentes que participaron en la marcha se destacaron los referentes del Partido Obrero, Jorge Altamira y Néstor Pitrola y Vilma Ripoll, del MST. También participaron el titular de la CTA disidente, Pablo Micheli y el gremialista de la línea ferroviaria ex Sarmiento, Rubén Sobrero. Otros de los que dieron el presente fue el secretario general de Suteba, Roberto Baradel, cercano al Gobierno Nacional, quien le manifestó a Altamira su “apoyo en la búsqueda de justicia por Mariano”. Acompañaron al PO, el Nuevo Mas, PSTU, PTS, MST, PCR, Libres del Sur, Liga Socialista, FUBA, FULP, Barrios de Pie, Asociación Ex Detenidos Desaparecidos, la Naranja de Prensa, entre otros. Una de las columnas más ruidosas fue la del Frente Artistas, integrada por militantes de la música y el arte.

A DOS AÑOS

Ferreyra, a dos años

19/10/2012 Por Diego Rojas (@zonarojas), en plazademayo.com

Fue mediante un mensajito de texto. Decía: “Una patota de la Unión Ferroviaria mató a un compañero del partido. Hay heridos de bala”. Así me enteré, mientras llegaba a la revista Veintitrés –donde trabajaba–, del asesinato de Mariano Ferreyra. Me lo había enviado un amigo que había conocido durante mi tiempo de militancia el en Partido Obrero unos años atrás. Recuerdo cierta estupefacción: ¿Una patota, del sindicato, balas, muertos, heridos? Una rara confusión mientras caminaba por el pasillo. Ingresé a la redacción. Los títulos en la pantalla del televisor plasma que presidía una de sus paredes confirmaban la noticia: “Matan a militante del PO en Barracas”. De esta manera comenzaba –era una tarde de sol tibio aquel 20 de octubre de hace dos años– una jornada agobiante, tempestuosa.

La Argentina se sumió en un estado de conmoción social generalizada. Ferreyra, un militante de veintitrés años que participaba de una protesta laboral, había sido asesinado, caído su cuerpo sobre el asfalto de un barrio del sur porteño debido a las balas de plomo disparadas por la burocracia sindical. Cinco días habían pasado desde que los dirigentes gremiales liderados por Hugo Moyano sellaran su sociedad con la presidenta Cristina Fernández en un acto en el estadio de River Plate. Allí había estado la Unión Ferroviaria –luego se sabría que Cristian Favale, uno de los matadores, también había estado–. “Lo mataron porque defendían un negocio”, se dijo en la improvisada conferencia de prensa que diversas organizaciones de lucha realizaron en la intersección de Callao y Corrientes esa misma tarde. Tercerización, precarización, negocios, patota fueron vocablos que se conjugaban con Pedraza, Ugofe, ferrocarril para empezar a cristalizar los significados de esa muerte. Los hechos señalaban que el objetivo gremial de acallar a los manifestantes tercerizados se había cobrado una vida y dejado gravemente herida a Elsa Rodríguez, también militante del PO, que había recibido un balazo en la cabeza y se encontraba en coma. Había dos heridos de bala más. Esos eran los hechos.

A medida que pasaba la tarde, una pregunta se me aparecía, recurrente: “¿Cómo irá a tratar la prensa kirchnerista este crimen político? ¿Cómo lo hará la revista en la que trabajo?”. Había silencio. Esas primeras horas que siguieron al crimen estaban dominadas por el silencio. En las redes sociales los militantes kirchneristas, asiduos participantes, estaban callados. Esperaban un pronunciamiento oficial, algo. Recuerdo un tuit, pasadas varias horas, de uno de ellos que pedía: “Es necesario que alguien del gobierno diga algo sobre lo que pasó, esto nos hace mal a nosotros”. Había silencio. El miércoles era el día de cierre de la edición de Veintitrés. Se decidía la tapa. A pesar de la magnitud del hecho político, se mantuvo la decisión de que una entrevista a la abuela de Plaza de Mayo Chicha Mariani ocupara ese lugar. El crimen de Barracas obtuvo un friso en tapa que prometía explicar las razones de una “interna gremial” que se había cobrado una víctima. La operación se repetiría: basta recordar a 678 realizando proponiendo la culpabilidad de Duhalde, quien se habría reunido con Pedraza nueve días antes del homicidio. Todo era falso. Al día siguiente, como miembro de la comisión interna de Veintitrés, me reuní junto a otro delegado con Sergio Szpolski, quien nos planteó que su grupo mediático haría todo lo posible por que se alcance justicia (en ese mismo instante CN23 apostaba por la pista falsa del duhaldismo) pero que no le daría espacio ni permitiría que aparezca la voz de dirigentes del Partido Obrero, planteo que su grupo cumplió en toda la línea. La misma orden había sido bajada en Radio Nacional, donde no se permitía referirse a Ferreyra como militante, sino como “manifestante”. El día de su asesinato me habían encargado que realice una columna contando quién había sido Mariano Ferreyra. De ese modo tuve un primer acercamiento a su persona mediante el relato de sus compañeros, a través de su página de Facebook –que me pasó Pablo Rabey, el mismo amigo que me había enviado el mensajito de texto anunciando su muerte–. Recuerdo que al final de la columna escribía una referencia a su temprana militancia socialista que había sido cercenada por la burocracia sindical. Esas líneas desaparecieron del texto que se publicó.

A dos años del crimen la investigación sobre los acontecimientos no deja lugar a dudas: hoy, en el banquillo de los acusados de Comodoro Py, donde funciona el tribunal, se juzga a los culpables del asesinato de Ferreyra. Los miembros de la patota, los matadores, su jefe, la policía que liberó la zona y –en un hecho histórico– los autores intelectuales del ataque armado y escarmentador contra los tercerizados. Es cierto que faltan los empresarios y funcionarios como el ex subsecretario de Transporte Antonio Guillermo Luna, pero no está dicha la última palabra sobre esta cuestión. Cada día de sesión, los testimonios aportan datos que terminan de armar el rompecabezas que forma la imagen de la culpabilidad de los imputados. Los acusados –todos– permanecen en silencio. Un silencio que los hunde. Se juzga a los criminales, a los asesinos, pero también se juzga una forma de hacer sindicalismo. Pedraza no es una excepción en el arco sindical: es la norma. Dirigentes gremiales devenidos en empresarios que usan patotas para reprimir a los trabajadores de sus propios sindicatos abundan. Basta pensar en Gerardo Martínez quien, a pesar de haber sido servicio de inteligencia bajo la dictadura, se sienta a la derecha de la presidenta Cristina Fernández en cada reunión, o Andrés Rodríguez, criador de caballos de raza y sindicalista, para dar solo dos ejemplos de la CGT Balcarce, oficialista. Basta pensar en Hugo Moyano, quien vive en una mansión en Parque Leloir y rige empresas en las que extrae beneficios a los afiliados a su sindicato, Amadeo Genta, un derechista que está desde hace décadas en el gremio municipal, o el vergonzoso ruralista Gerónimo Venegas, por mencionar algunos de los ex socios del gobierno kirchnerista. Si la noción de que se juzga a toda la burocracia sindical en la figura de Pedraza se cristaliza en la clase trabajadora y el resto de la sociedad –y se concluye, entonces, con que hay que barrer con esa casta parasitaria–, se podrá pensar que el tiempo transcurrido desde el crimen no ha pasado en vano, que la justicia podría materializarse dentro y fuera del tribunal.

Una extraña emotividad me persigue desde que asesinaron, hace dos años, a Mariano Ferreyra. Quizás comenzó en ese momento, en el cementerio de Avellaneda, cuando vi a decenas de sus compañeros llorando, abrazándose, consolándose por haber perdido a uno de los suyos, porque se los habían quitado. Una rara sensibilidad que surge cuando una circunstancia se conjuga con su imagen en una pared de alguna calle porteña. O al ver los videos que su recuerdo inspiró; o al constatar la memoria, amor y convicción de su familia; o al percibir los sentidos que produce entre sus camaradas. Ferreyra podría haber sido cualquier otro chico que viva en este país –pero no se podría omitir que era un cuadro revolucionario, que esa era su tarea–. La última imagen de su militancia –y de su vida– lo muestra ahí, codo a codo con sus compañeros, atravesando todo el ancho de una calle en Barracas, formando un cordón de seguridad para permitir la retirada a salvo de las mujeres y los más chicos y los ancianos. Esperando allí la llegada de la patota, firme, diciéndole a un compañero que le había manifestado un poco de temor: “Tranquilo, no pasa nada”. Con su metro setenta y pico y menos de sesenta kilos de peso, flaquito como había sido siempre, dispuesto a no retroceder para evitar el ataque de la patota. Decidido.

Luego cayó.

Mariano Ferreyra fue asesinado por una burocracia sindical.

También es cierto que el olvido no se posará sobre la memoria de su vida.

* El sábado 20 de octubre, a dos años del crimen de Barracas, se realizará una movilización a las 15 horas que partirá desde Congreso y se dirigirá hacia Plaza de Mayo reclamando “Justicia por Mariano Ferreyra. Perpetua para Pedraza. Fuera sus patotas y los empresarios del ferrocarril”.

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