El descubrimiento de un sistema de espionaje contra organizaciones populares
a cargo de la Gendarmería (“Proyecto X”) demuestra cuál es la “seguridad
democrática”, que el progresismo oficial defiende como gestión del “orden
público”. La llamada “prevención del conflicto” implica la infiltración, la
delación a los luchadores y los procesos judiciales contra ellos. La “seguridad
democrática” tuvo su debut en ocasión dela acusación infundadade la ministra
Garré por cadena nacional contra el Partido Obrero, que se valió de una
provocación armada por la burocracia sindical de Pedraza en Plaza Constitución.
No es cierto que esos métodos “profesionales” hayan reemplazado la
tercerización de la represión por medio de patotas o jueces adictos. Hay cinco
mil luchadores procesados. Véase lo que ocurre en Catamarca.
Ahora que 'la seguridad democrática` de espionaje y delación ha saltado a la
luz, uno de sus ideólogos, Horacio Verbitsky, ha salido a defender la actuación
“abierta o encubierta” de las fuerzas represivas para impedir delitos, y culpa a
la Gendarmería, y no a su jefa –Garré-, de interpretar el código Penal “a su
manera”, porque el “Proyecto X” habría sido creado para la prevención del
narcotráfico y el jefe de la Gendarmería es “un “hombre de la DEA” ( los hilos
de la “seguridad democrática” del gobierno malvinero los mueve el departamento
de Estado yanqui).
El Código Penal no menciona ideologías, partidos o comisiones
internas: pero aplicar sus figuras penales –coacción agravada, obstrucción,
etc.-a la lucha social no es un invento del jefe de la Gendarmería: es la
práctica corriente que han seguido Garré, Aníbal Fernández o la propia Cristina
Kirchner, que reiteradamente ha desnaturalizado el caracter social de la lucha
de los petroleros o docentes de Santa Cruz, y los ha 'tipificado' de
"extorsión". Verbitsky dice que la “interpretación” del código es “una cuestión
política”, precisamente lo que han hecho autoridades y jueces, o sea, la
criminalización de la protesta como doctrina oficial. Los luchadores de Kraft
siguen procesados.
Para Verbitsky ha habido “exceso” represivo, pero esta vez no actuaron la
Federal o Bonaerense, sino “la niña de los ojos” de Garré, la Gendarmería, que
venía a reparar los 'excesos' de las otras, bajo la batuta de Garré...y la
DEA.
Ahora que la podredumbre ha salido a la luz, los escribas oficiales sacan a
relucir sus calañas. Pero según H.V., los informes de inteligencia de la
Gendarmería “podrán servir a la defensa de aquellos a quienes los señores jueces
intentan procesar”, dado que “no dejan dudas de que las movilizaciones se
realizan en pos de reivindicaciones laborales legítimas”. Del relato de
Verbitsky surge que los movimientos de lucha deberían reclamar, no el fin del
espionaje, sino la integración permanente de la Gendarmería como protectora de
las luchas obreras, incluso reemplazando a los corresponsales de los periódicos
de izquierda. La defensa de Verbitsky del espionaje de la Gendarmería es
incondicional; los K están metidos hasta los tuétanos en el bochorno.
Reclamamos la publicación de todos los archivos de
Proyecto X y su destrucción posterior, no la
“auditoría” del propio gobierno.
Partido Obrero
Para comunicarse:
Marcelo Ramal: 15 5690 1943