Nos informamos a través de El Diario de Azul que otra vez la Ruta 3, la ruta de la muerte, se cobró nuevas vidas, mientras el CEDA hace lobby para conseguir una ley que promete ser una nueva estafa contra el pueblo (Promitt) y, mientras tanto, echa miedo a los rebeldes para que no corten la ruta, aunque le viene bien a su cometido (ellos mismos lo hicieron durante el conflicto del gobierno con el campo). Alguien tiene que hacerlo.
La presión que los empresarios están ejerciendo sobre legisladores y ministros de gobierno, intendentes y concejales, para que esa ley se apruebe -en realidad, los partidos políticos de las patronales no han cuestionado el proyecto- es directamente proporcional a la magnitud del engaño.
El CEDA está "apretando" con un petitorio de miles y miles de firmas de vecinos que le pusieron el gancho a un texto que no estuvieron en condiciones de interpretar.
Lo que procuran los empresarios es defender sus intereses económicos, que no estaría mal, porque es natural que así lo hagan; lo que hay que desnudar es que en esta campaña están tejiendo sus negocios y sus mayores beneficios en nombre de una defensa popular que no existe. A ellos les importan los números, no las vidas.
Que el pueblo se levante y se defienda.
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