lunes, 21 de mayo de 2012

TORTURAS EN COMISARÍA


CORRÉ PIBE 
QUE VIENE LA CANA


Mientras la movilización popular sacó a luz en Olavarría un hecho de Torturas en comisaría, hoy en Azul fueron condenados policías de Rauch por hechos a los que la Fiscalía le negó esa envergadura. Sin embargo, la sentencia los manda a prisión.


Torturas y más oportunismo oficial en Olavarría.

Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional -CORREPI- Boletín informativo nº 658, 21 de mayo de 2012.
El sábado 12 de mayo, por la madrugada, tres jóvenes de la ciudad bonaerense de Olavarría fueron interceptados por policías de la comisaría 1ª, que los golpearon y amenazaron al grito de “hagan la denuncia si quieren, que tenemos un montón y no pasa nada”. Por la misma hora, otro joven estaba siendo torturado en la cocina de la misma comisaría, por varios efectivos que le propinaron golpes y lo quemaron con agua hirviendo.

Diego González, de 31 años, fue al Club Atlético Estudiantes, como caddie de su tío, y se quedó dormido en una de las canchas. Lo despertó la policía, que lo llevó detenido. Así relató los hechos al diario de su ciudad: "Me sentaron en un banco y entre tres policías me empezaron a pegar en todas partes del cuerpo, me esposaron, me pasaron una cadena pesada que unía el piso con las esposas y después me preguntaban 'dónde tenía la plata', a lo que yo les respondí que no tenía plata,… me empezaron a tirar agua caliente en mi cuerpo mientras me decían 'ahora vas a hablar'. Ellos calentaban agua en una tetera y me seguían tirando agua caliente y pegando. (…) Después que me quemaron, me llevaron al Hospital para una revisión médica y cuando fui revisado por un doctor, el mismo refirió a los policías que me debían llevar a la Guardia , lo cual no cumplieron y me llevaron nuevamente a la comisaría hasta el otro día que fui liberado”.

En este momento, Diego permanece internado en el hospital, con el 30% del cuerpo afectado por las quemaduras. Los amigos y vecinos del joven decidieron ir a hacer un escrache a la comisaría. Allí estuvieron los Militantes Antirrepresivos de Olavarría, compañeros en el ENA (Encuentro Nacional Antirrepresivo).

La movilización popular hizo que el caso repercutiera con fuerza en una ciudad donde no son infrecuentes estas situaciones represivas (ver Boletín nº 548), y rápidamente hicieron su desembarco los oportunistas de siempre, que llegaron para aplacar las cosas y silenciar la protesta, diluyéndola en el marco institucional.

Dos senadoras provinciales del Frente Para la Victoria , referenciadas en La Cámpora , convocaron a las víctimas locales de la tortura, buscando cooptarlas al amparo del discurso del “gobierno de los DDHH”, como si Scioli y Cristina no fueran parte de un mismo partido, no hubieran integrado la misma lista, y no representaran los mismos intereses de clase.

Como señalaba el volante repartido frente a la comisaría por nuestros compañeros, “Estos no son hechos aislados, ya que ocurren a diario en todas las barriadas de Olavarría, donde la policía actúa como un ejército de ocupación, marcando a los pibes cuáles son las fronteras que no pueden traspasar. Son cientos de casos de jóvenes que son torturados con el único criterio de selectividad que es el de clase. La mayoría de estos hechos no se conocen, porque sus víctimas no realizan la denuncia correspondiente, muchos quizás tienen naturalizada la situación tras años de impunidad y violencia policial; mientras que otros sectores prefieren mirar al costado y no enterarse, no vaya a ser que “su” seguridad les manche los zapatos de sangre”, y concluían convocando a los olavarrienses a organizarse en forma independiente del estado contra la represión.

Condenas en Azul contra Policías por hechos cometidos en la Patrulla Rural de la Policía Comunal de Rauch


Por veredicto y sentencia dictados en el día de la fecha, la Justicia Correccional del Departamento Judicial Azul condenó a funcionarios policiales por delitos cometidos en la Patrulla Rural de la Policía Comunal de Rauch, contra jóvenes de esa localidad. A pesar de ser un claro caso de torturas, el Juez se limitó a la tipificación legal que venían sosteniendo los jueces de Garantías y la Fiscal interviniente, al considerar vedada cualquier modificación oficiosa de la calificación sostenida a lo largo del proceso, conforme puede interpretarse del texto de la sentencia que publicamos a continuación.


Condenas contra Policías de Rauch en denuncia por torturas

Otra vez el agua. Otra vez los problemas de siempre.



Por Federico Burgos (UJS-PO, Azul).-
Una nueva inundación cubrió la ciudad el último viernes y sábado. Hacía ya 10 años que no se daba este fenómeno. Las fuertes lluvias producidas durante la semana desataron finalmente la furia del arroyo. En principio, se la comparó con la inundación del 2002, justamente la última, con anterioridad a ésta; luego que bajó el agua, se dijo que era comparable con la del año ochenta, la peor de la historia para nuestra ciudad. Ahora, la pregunta es ¿por qué no se alertó desde un principio cuál era el caudal de agua que traía el arroyo?

Desde primera hora del viernes, en las distintas radios empezó a circular la información de un posible desborde, debido a las fuertes precipitaciones registradas en la zona de la cuenca. Con el correr de las horas, esto se fue haciendo cada vez más real debido a la gran masa de agua que provenía de la vecina ciudad de Chilar y alrededores (más de 200 mm había llovido en una de las tantas estancias que rodean a nuestro Partido). En uno de los primeros partes oficiales se dijo que sería una inundación comparable a la del año 2002; debido a esto, muchas personas subestimaron la situación, pensando que el agua no llegaría a sus hogares, pero en las últimas horas del viernes y primeras del sábado comenzó a tomar cuerpo el esperado desborde y desató consecuencias imprevistas. Claramente, la información se manejó mal. Desde un primer momento se tendría que haber hecho conocer a los vecinos que  el caudal de agua que avanzaba sobre la ciudad era realmente superior al anunciado, lo que hubiera permitido tomar mayores recaudos a tiempo.

Desde la tarde del viernes, las personas se acercaban preferentemente al sector de la costanera y el parque a vigilar el  comportamiento del arroyo. Mientras el agua subía lentamente,  los distintos partes de prensa fueron pronosticando distintos horarios para el pico de agua, lo que generó un importante desconcierto en la gente que buscó realizar sus propias mediciones y, como en el 80, terminó sorprendiendo la envergadura del problema.

Si bien las obras realizadas luego de la última inundación ayudaron a evitar un mayor perjuicio y a que el agua escurriera más rápido, hubo sectores de la ciudad muy afectados, como lo fue el del parque, Club de Remo y Balneario, donde llegó a registrarse más de un metro de agua en las casas. Sin embargo, como contraste, en el denominado sector de costanera norte los distintos trabajos pasaron su prueba y evitó que pasase a mayores; también hubo desbordes, pero pudo haber sido mucho peor. Esto tendrá que ser objeto de nuevas políticas y de nuevas obras que ayuden a contener grandes caudales de agua, porque a la vista está que los realizados no han sido suficientes.

En este contexto difícil, se impone repudiar los actos de vandalismo que se dieron en la madrugada del sábado. Mientras las personas se preocupaban por salvar lo que  habían logrado con años de sacrificio, otros aprovechaban la confusión para sacarle provecho al drama. Y como siempre, hay que insistir en aquellos comportamientos que no contribuyen a resolver la emergencia y en cambio la agravan. El tránsito de vehículos por las calles inundadas provocaba un oleaje que terminaba arrojando mayor cantidad de agua al interior de las viviendas, lo que demuestra que todavía no hemos madurado lo suficiente para enfrentar con responsabilidad un desastre como el que nos tocó vivir en esta ocasión.

Tampoco se puede soslayar el abandono que sufrieron los trabajadores de la fábrica San Lorenzo, adonde no llegó el operativo de seguridad que se organizó para esta emergencia. Vaya a saber porqué motivo los equipos de rescate no evacuaron a los operarios de la fábrica que tuvieron que salir por su cuenta, cruzando campos con más de un metro de agua, lo mismo que le ocurrió a un empleado de la TV digital por cable, a quien tampoco acudieron a ayudar.

La ciudad nuevamente amaneció con aquella vieja fotografía de vecinos limpiando lo que el agua deja a su paso. Hubo quienes perdieron mucho, otros que llegaron a salvar lo que tenían; cada cual con sus propias secuelas. El Estado hizo lo que pudo, pero quienes están hoy en función de gobierno deberán tomar cartas en el asunto para estar mejor prevenidos en el futuro.

Merece un reconocimiento especial la gran campaña solidaria que están llevando adelante instituciones como el C.U.A, Cruz Roja y tantas otras, cuyos voluntarios dedican su tiempo para colaborar con los damnificados, lo que demuestra que la ciudad está de pie y que a la hora de ayudar, la solidaridad se organiza y se expresa.

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