sábado, 1 de septiembre de 2012

Sobre el voto desde los 16

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Denunciamos el intento del gobierno k de encubrir la acción paraestatal de regimentación ideológica en las escuelas: por el voto a partir de los 16 años y el libre ingreso de los partidos políticos a escuelas, lugares de trabajo, templos, cuarteles y comisarías
El gobierno nacional ha salido con una propuesta que habilita el derecho optativo al voto para los mayores de 16 años, en un inocultable intento de disimular con un planteo democrático la política de regimentación ideológica en las escuelas a través de los grupos para estatales como La Cámpora y la discriminación simultánea de los adversarios. La Presidenta no impulsa la militancia, lo que equivale al derecho a una participación igualitaria de todas las fuerzas políticas en las actividades escolares, sino la estatización ideológica – que es uno de los rasgos del fascismo.
La bandera del voto a partir de los 16 años es una bandera de la izquierda revolucionaria, no del peronismo ni del Frente para la Victoria. La Presidenta la saca de la manga, contra toda la tradición programática del justicialismo, para reforzar la nefasta estatización ideológica que denunciamos. Del mismo modo, ha lanzado una campaña de división del movimiento estudiantil y creación de entidades secundarias y universitarias paraestatales.
El derecho al voto para los mayores de 16 años debe ser universal, o sea obligatorio, como ocurre con el resto de los ciudadanos. La creación de esta capacidad electoral para millones de jóvenes que están hoy fuera del padrón, debe ir acompañada del derecho de todos los partidos políticos a ingresar en lugares de trabajo y estudio (y a los templos y unidades de las fuerzas armadas y de la policía y penitenciaría), en paridad de condiciones, en actividades electorales y políticas, con independencia de las que ya realizan las agrupaciones políticas juveniles. Debe cesar, al mismo tiempo, toda actividad para estatal en las escuelas y otros ámbitos, destinada a regimentar a los jóvenes en el terreno ideológico.
El gobierno K asume que el voto de los mayores de 16 años apuntalaría su registro electoral en retroceso; el Partido Obrero y la UJS recogen el desafío y llaman a acelerar el establecimiento del voto adolescente, a abrir las escuela y lugares de trabajo, y a los ámbitos cerrados de las fuerzas de defensa y seguridad, al debate político e ideológico, y a poner fin al para estatismo fascistizante

Londres 2012: fracaso y degradacion del deporte.



Por César Raineri, desde Las Flores.-

Exultante, Cristina recibió a una deshilachada delegación argentina que retornaba de Londres 2012. Hizo un enorme y fracasado esfuerzo por mostrar el "adelanto" argentino en desarrollo deportivo, logrado con el "infalible" modelo de inclusión. Desafortunadamente, algo le pasa a la presidente o sus asesores son de madera.

La cosecha de medallas para Cristina son un éxito rotundo y se animó a compararla con juegos anteriores, claro que escamoteando aquel en el que Argentina consiguió la mayor cosecha de su historia: Ámsterdam 1928 y Londres 1948, en ambos 7 medallas. También podría haber tomado la evolución del medallero durante la gestión K, que involucra tres olimpíadas: Atenas 2004, Pekín 2008 y Londres 2012 con la particularidad de que en Atenas cosechó la mayor cantidad de Medallas. Argentina no había entrado en el crecimiento del modelo.


Pero hagamos un poco de historia olímpica para saber de qué habla Cristina.


Cuando el Barón Pierre de Coubertin lanzo la idea de los juegos, años antes Francia había salido de la guerra franco prusiana muy mal trecha, el barón pensaba que se había perdido esa guerra por la falta de preparación. Es entonces cuando declaró sin sonrojarse " el joven deportista se siente mejor preparado para ella (la guerra) de lo que estuvieron sus mayores". El Barón la tenía clara y lejos estaba de planear un encuentro para la paz y la fraternidad, mito que se enseña incluso en las escuelas. Las olimpiadas fueron un hecho de guerra y creadas para mejorar su formación, de allí que la educación física tenga un origen estrictamente militar. Coubertin no tenía nada de humanista y sí de pedagogo: formar en la guerra.

El capitalismo, básicamente violento, cooptó estos juegos que se fueron degradando hasta  convertirse en un extraordinario negocio.


Lejos de expresar un encuentro de deportistas saludables y que confraternizan, los juegos son una degradación de la más básica necesidad humana: el movimiento ligado a la posibilidad de mejorar la salud. Nada de esto puede ser cumplido. Veamos.


A las corridas pesqué algunas cuestiones que demuestran aquella decadencia deportiva: el equipo británico de ciclismo se tiró en una largada en pista para forzar una nueva partida y ganar la medalla; cuatro parejas de bádminton fueron descalificadas por ir a menos y evitar cruces con parejas fuertes; lo mismo sucedió con el partido de básquet entre España y Lituania donde los españoles fueron ganando  y en los últimos minutos, según declaran los especialistas, se dejaron ganar para evitar a EEUU. Seguramente debe haber muchos casos más. Por el lado de la salud es una de la hipocresías más notables. El doping se calcula que involucra a un 80% de atletas de alto rendimiento. Para ganar o mejorar hay que doparse, generando un negocio extraordinario con los laboratorios que a su vez aportan la droga para enmascarar a los estimulantes. Los avances de la fisiología del entrenamiento deportivo ha dado lugar a la producción de creatina en forma sintética que se vende como aspirina o las transfusiones de sangre para proveerse de Eritropoyetina (EPO), una hormona que genera glóbulos rojos y mejora la resistencia. Son moneda corriente aún en el mediano rendimiento. Imaginemos el rendimiento olímpico. Un dato patético y explotado con una enorme veta de sensacionalismo barato se presentó con el caso Pistorius, un velocista sudafricano que corre con la desventaja de ser un amputado y con la ventaja de la tecnología de punta habilitando a futuro la posibilidad de correr con cualquier elemento mecánico. Una limitación motora severa se resuelve así con una discrimación, que la genera la limitada posibilidad de acceso a las tecnologías que producen las grandes corporaciones. No se puede explicar entonces que si hay que eliminar las discriminaciones e igualar, cómo es que no se hace una sola competencia Olímpica donde las mujeres y los varones corran y se enfrenten en una sola categoría. Esto lo explica que si así fuera el negocio se achicaría brutalmente. Esta discrimación fue aceptada abiertamente por Gisela Dulko, quien luego de perder en doble mixto al tenis con Del Potro, le recriminó que no le hubiera tirado a Lisa Raymond, integrante de la dupla norteamericana, sin aflojar el golpe!.

Pero la historia olímpica tiene perlitas interesantes que son silenciadas, por ejemplo, el modelo más exitoso de desarrollo deportivo en la historia fue el de la URSS que recién en 1952 se presenta por primera vez y durante 9 olimpiadas logró superar a EE.UU. con 815 medallas contra 700 de los norteamericanos. Esto muestra que las economías planificadas, aún gobernadas por una burocracia, dieron extraordinarios saltos de rendimiento. Hoy, China impulsa un proyecto conocido como 119 (medallas a alcanzar en los próximos juegos).

El modelo K de desarrollo olímpico que no pudo superarse en Londres se apoya desde hace dos años en un impuestazo a lo Kirchner que grava los abonos de la telefonía celular. Este impuestazo tuvo el apoyo de toda la oposición, incluso de Macri. Se recauda así unos 180 millones de pesos por año que es manejado por el Comité Olímpico Argentino, hoy dirigido por Gustavo Werthein, propietario a su vez de Telecom y parte de la telefonía celular del país; es decir, el mismo que recauda ese impuesto a través de sus empresas lo distribuye luego desde un organismo del estado. Ciccone queda a la altura de un poroto. Pero es peor aún, ya hay denuncias por la forma en que se cobra -1% sobre los abonos-, ya que se lo liquida tomando también el consumo, lo que infla aún más la confiscación que pagan los desocupados, laburantes precarizados y jubilados de mínima, entre otros.


Pero si esta caja que arma el estado para sostener a deportistas de élite parece enorme, es nada al lado de lo que se dilapida en un negocio superprivado como el fútbol y el automovilismo, que se nutren de unos 2000 y 500 millones cada uno, deportes que podrían autofinanciarse.


Mientras tanto, los trabajadores argentinos tienen cada vez más cerrado el acceso a los deportes como forma de entretenimiento y salud, a consecuencia del costo de los campos deportivos privados que cuentan con medios tecnológicos desarrollados, como el césped sintético, mientras el estado subsidia con la plata del pueblo a un grupo de élite de alto rendimiento. Crismanich, un desconocido atleta hasta que clasificó para las semifinales en su especialidad, será premiado con 150 000 pesos; las Leonas, 700 000 y Del Potro, 60 000, fondos que bien podrían ser utilizados para el conjunto de la población.


El deporte de alto y mediano rendimiento no sólo ha dejado de ser saludable, sino que representa los intereses de corporaciones que lo utilizan para vender desde ropa hasta maquinas, para gimnasia de dudosa eficacia científica.


Los juegos Olímpicos son parte de este entramado.

Los trabajadores deben exigir que se  garantice la práctica deportiva en cualquiera de sus formas y gratuitamente como parte de su derecho a una vida saludable y si de competencia se habla la historia no oficial señala que en Barcelona 1936 se iban a realizar juegos olímpicos populares en contraposición a los de Berlín (bendecidos por el mismísimo Coubertin). El estallido de la guerra civil los postergó para siempre.


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