Después de varios años de marchas y contramarchas, quedó aprobada la Ley de Fertilización Asistida. Para los voceros oficialistas, aseguraría el “derecho a la procreación” en forma irrestricta, porque la ley no distingue la orientación sexual de aquellas parejas que deseen acceder a ella. La ley comprende a diversas técnicas de fertilización, que pueden incluir a la donación de gametos (óvulos) y embriones. La autorización de los tratamientos, y los centros médicos que podrán hacerlos, estarán sujetos a una “autoridad de aplicación”. La ley establece que las prepagas y obras sociales incorporarán estas prácticas como prestaciones obligatorias. En cuanto a la asignación presupuestaria necesaria para asegurar su práctica en los hospitales, la ley alude a una “asignación presupuestaria” cuyo monto no se especifica.
Entre festejos y dudas