Multitudinario Festival Papelero
domingo, 25 de marzo de 2012
Derechos Humanos Hoy
La reivindicación y homenaje a nuestras Madres es un
reconocimiento a quienes en Azul, siempre en soledad e indiferencia, soportaron
estoicas lo insoportable, para acompañar desde el amor los oscuros días del
terror.
Esos mismos días donde algunos familiares y empleados del
actual gobierno municipal fueron funcionarios de la dictadura cívico militar,
apoyando con su presencia el proceso genocida.
Bienvenidos los homenajes en una ciudad donde hoy, después
de mas de 35 años del último golpe, pareciera que aún es un susurro los
desaparecidos, los muertos, los encarcelados, los torturados, en fin, que las
voces recién despertaran del silencio, de lo sembrado a lo largo y ancho del
país en esos años dolorosos y en esta ciudad también.
Aún tenemos un jardín maternal municipal que fue centro
clandestino de detención y que hace años venimos reclamando como espacio para
la memoria junto a la señalización de otros sitios donde se torturó en las
noches negras del espanto y la concreción de los juicios que están
pendientes para casos emblemáticos en nuestra zona, luego de un lento y a
veces tardío recorrido judicial.
Sin embargo, en esta sociedad conservadora aún hoy se
homenajean desde el gobierno ”popular” local a mujeres en su día, por el
solo hecho de haber estado cerca de los gobernantes de turno, para quedar bien
con sectores del poder comunitario.
Pero ningún futuro se construye si está vaciado de
contenidos en el presente.
Ninguna placa ni homenaje resiste una reflexión profunda si
mas allá- reitero- del justo y merecido reconocimiento hacia nuestras Madres,
la actual gestión municipal que lo realiza se muestra insensible ante los
reclamos de sus propios operarios municipales, mientras entran por la ventana
decenas de funcionarios con cargos y sueldos para cónyuges, hijos, novias y
agentes penitenciarios denunciados con sospechas de corrupción, según las
noticias de los últimos días, o generan humillación y manoseos cuando dan
migajas a los obreros de la papelera.
Mensajeros de viejas prácticas, con una decadencia
ideológica notable, porque ayudar a los obreros desocupados
parecería que no se condice con los lineamientos de un estado popular, el falso
progresismo de este gobierno desnuda con hechos su matriz reaccionaria en los
casi ya 100 días de gobierno.
La participación de la juventud es una bocanada fresca que
realimenta la militancia y que seguramente es bienvenida en una ciudad
donde hasta ayer muchos adultos se escondían debajo de la cama, porque no era políticamente
correcto hablar de dictadura en Azul o porque para construir una imagen que les
generara ganar algún puesto en un futuro cercano necesitaban hacerse los
distraídos.
Pero es importante que estos jóvenes interpreten los hechos
concretos para no callarse ante las injusticias, ante la mentira, ante cambiar
camaleónicamente algo para que nada cambie y ante los que negocian el
dolor derramado.
La falsa vocación liberadora de algunos funcionarios
municipales es acentuada muchas veces para armar un relato acorde a las
conveniencias e intereses personales.
Los jóvenes, nuestros hijos, nos exigen la coherencia
entre el relato y los hechos para comprender lo que hacemos. Educar, con
memoria, verdad y justicia, debe ser un compromiso de todos aquellos que
apostamos a la dignidad humana para que no se repitan, en cualquiera de
sus formas, los años más tenebrosos de nuestra historia argentina.
Una placa homenajeando al pasado y la insensibilidad
manifiesta en el presente, son dos gestos demostrativos de un gobierno local
armado con cáscaras de palabras, para un relato construido hoy desde la
comodidad de los burócratas apoltronados en una gestión que ya empezó a mostrar
su hilacha.
Nos quedamos con los homenajes cotidianos que realizamos a
nuestras Madres en las manos de sus hijos, los que aún la tenemos viva y los
que lo hicieron cuando estuvieron a su lado, sabiendo que el
reconocimiento está en cada gesto labrado a fuego desde el corazón militante de
la vida, de los que se siguen indignando ante un presente lugareño cargado de
falso progresismo.
Como dice Vicente Zito Lema: “ Hay que exigir justicia
por las víctimas y que los responsables paguen lo que tienen que pagar. Pero no
podemos quedarnos ahí. No hay que hacer de los Derechos Humanos una mirada del
ayer. Tienen que estar vivos en la sociedad argentina. Y para que estén
vivos deben ser considerados desde la totalidad”.
Los papeleros desocupados de Azul, por citar sólo uno de los
acontecimientos más candentes y actuales, reciben en carne propia la
dualidad de estos hechos. La ausencia de un estado municipal que se olvidó del
presente apostando a la desaparición de una fuente de trabajo cuando sus
trabajadores insisten en recuperarla.
En política, como en cualquier orden de la vida, hay
responsabilidades y responsables. Habrá que asumirlas y pagar los costos cuando
el doble discurso es tan evidente.
(*) Educador. Docente del Instituto Dos Marie Dibós de
Malére de Azul, poeta y escritor. Preso político durante la dictadura
cívico-militar.
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