martes, 15 de mayo de 2012

Charla - debate sobre la cuestión YPF en Azul


NO ES UNA  NACIONALIZACIÓN


El dirigente nacional del Partido Obrero Pablo Giachello, ex candidato por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores, dará una charla en Azul sobre la cuestión YPF y abrirá el debate "YPF: no es una nacionalización".

El encuentro se organiza para el 24 de mayo próximo, a las 19 horas, en el salón de actos del Instituto de Formación Docente nro. 2 -Colón 489 y Av. Mitre-.

Apología fascista en La Nación


Por Natt

Desde los orígenes del Diario La Nacion (1870) se puede percibir con mucha claridad sus tendencias ideológicas conservadoras-liberales. Ha sido históricamente vía de expresión de sectores afines a la Iglesia Católica, a las Fuerzas Armadas y a los grandes productores agropecuarios de la Argentina.
Y, como los archivos no podrían mentir por sí mismos, se puede observar el apoyo del diario a todos los golpes de estado desde 1930 hasta 1976. Su apego a los gobiernos militares les eran familiares y sus censuras en la prensa de las aberraciones políticas, sociales y económicas que éstos hacían, fueron censuradas con tanta simpleza e impunidad que sorprende hasta en nuestros días.
Si bien se podría decir que siempre hubo una coherencia ideológica desde los comienzos hasta el día de hoy en el diario, no se puede pasar por alto las semejantes aberraciones que se pueden leer en estos días (y que se revisa desde sus comienzos) en sus publicaciones. Si lo que hacen periodísticamente no es militancia ideológica, ¿qué es?, ¿qué tipo de neutralidad se puede observar en conceptos utilizados tan cargados de historia e ideología? No sigamos permitiendo que estos diarios monopólicos  generen una opinión pública que incita al fascismo y a la peor cara de la derecha, que nunca deja de sorprendernos.
La nota con fecha del 14/5 que expondremos a continuación, denota claramente las intenciones políticas de los opinólogos "anónimos" a través de la utilización de términos como "dictadura marxista leninista"; "utopías totalitarias"; "oposición a los valores de la democracia, la libertad y el Estado de Derecho" (recuerden el apoyo constante a los golpes de estado); "organizaciones subversivas"; "propaganda ideológica extremista, antidemocrática y antirrepublicana"... Estas entre tantas son las conceptualizaciones, que según los propios periodistas, son no-políticas, no-ideológicas. Que cada cual lea lo que crea que se insinúa tras estas palabras, pero ¡vamos!, porque no dicen de una vez por todas, quienes son y cual son sus intereses.

La nota en cuestión

Diario La Nación -  Lunes 14 de mayo de 2012


Editorial |
Apología universitaria de la violencia

Con el nombre de Che Guevara, una cátedra de la UBA da un ciclo sobre el PRT y el ERP con sus militantes como expositores

Acaba de finalizar, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, el primer cuatrimestre de un seminario que llama la atención por distintos motivos. Por de pronto salta a la vista el nombre de la cátedra que auspicia el ciclo: Che Guevara. Pero más allá del nombre emblemático, el tema por desarrollar es la historia del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y de su brazo armado, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Ernesto Guevara tuvo un rol principal en las purgas y fusilamientos que siguieron al triunfo castrista, y fue mentor e impulsor de su posterior transformación en una dictadura marxista leninista. Impulsor, también, de la acción directa y de la violencia, que lo llevó a exportar a otros países los designios de sus utopías totalitarias, su muerte en la lucha, exaltada con ribetes de epopeya por las tendencias revolucionarias del mundo, no puede hacer olvidar su emblemática oposición a los valores de la democracia, la libertad y el Estado de Derecho.

Que una cátedra de la Universidad de Buenos Aires lleve el nombre del "Che" Guevara deja a las claras cuán endebles son las manifestaciones de la izquierda argentina en esa casa de estudios, respecto de su carácter democrático y de su compromiso con los derechos humanos. La denominación de la cátedra prenuncia el grado de rigor académico y de objetividad científica que puede esperarse del citado seminario. Nadie que no sea un iluso podría creer que vaya a explicarse el derrotero del PRT-ERP con un mínimo de respeto por los hechos dramáticos que jalonaron nuestra historia hace cuarenta años.

El Ejército Revolucionario del Pueblo, para quienes no lo recuerden, fue una de los tres organizaciones subversivas que se arrogaron el derecho -en consonancia con la ideología marxista que había abrazado- de matar a sus enemigos acusándolos de ser parte del "empresariado oligárquico", de la "burocracia sindical" o del "ejército mercenario". Nada tenían sus miembros de democráticos, y no trepidaron en asaltar las instituciones de la República cuando el pueblo argentino eligió, en elecciones impecables, al peronismo para dirigir los destinos del país.

Se entendería, en el marco de una cátedra de historia argentina contemporánea, la convocatoria a discutir en el más alto nivel académico los hechos de la lucha armada en nuestro país con base en el PRT-ERP. No tendría ello nada de malo, a condición claro está de que el seminario fuese pluralista y se diese la oportunidad de cruzar argumentos a investigadores de las más distintas escuelas. Pero basta tomar conciencia de quién es el coordinador general del programa, el jefe de la Juventud Guevarista Daniel De Santis, y que sólo se invita a exponer a militantes de aquel ejército irregular para darse cuenta de que el seminario intenta hacer la apología de una banda que trató de convertir a la Argentina en un país socialista similar a Cuba, Vietnam o China. Se exalta a una organización armada que, prescindiendo de todo respeto a las bases e instituciones republicanas y las observancias democráticas, tomó las armas y no trepidó en matar a mansalva. En rigor, lo que tenemos no es una cátedra universitaria sino una cátedra revolucionaria.

En resumidas cuentas, so pretexto de que hay libertad para opinar y enseñar, por un lado, y amparándose por otro en la autonomía universitaria, un grupo de profesores se aprovecha de los espacios que brinda la UBA y de los dineros públicos para hacer propaganda ideológica extremista, antidemocrática y antirrepublicana.

Los argentinos que pagamos impuestos con el propósito de dotar, entre otras cosas, de buena educación terciaria a nuestros jóvenes, tenemos derecho a protestar por semejante atropello a la inteligencia, a la probidad académica y a los derechos humanos. Porque la propaganda pública y descarada en una universidad estatal del totalitarismo en cualquiera de sus variantes es sólo eso


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