miércoles, 29 de mayo de 2013

No al desguace del Banco Genético


Partido Obrero |sitio oficial

Una faceta poco difundida de la ‘política de derechos humanos’ del kirchenerismo es su próxima entrega del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) a los grandes laboratorios. Organismos de derechos humanos, personas que buscan su identidad y familiares denuncian esta embestida K para desmantelar el BNDG.


El BNDG es una institución creada hace veinte años con el fin de buscar la identidad de jóvenes apropiados y la identificación de restos de desaparecidos. Ahora se encuentra en peligro por una nueva normativa votada por el kirchnerismo, con Remo Carlotto a la cabeza, para trasladarlo del Hospital Durand -donde funciona desde su creación- al Ministerio de Ciencia y Tecnología. A cargo de esta transferencia, el ministro Barañao designó a Hernán Dopazo, un lobbista de los grandes laboratorios. Lo que pretenden es apropiarse del valioso equipamiento del BNDG y reconvertirlo en un “laboratorio de genómica humana”, especializado en la producción de medicamentos a medida, atrayendo para esto la inversión de grupos capitalistas. Esta desnaturalización del BNDG responde a la misma política que lleva al Ministerio de Tecnología a promover al pulpo Monsanto.

Como paso previo a su desguace, la nueva normativa establece que la información genética disponible en el BNDG podrá utilizarse exclusivamente para el esclarecimiento de delitos cometidos hasta el 10 de diciembre de 1983. En primer lugar, la fecha presupone que luego de la asunción de Alfonsín, el accionar de los genocidas cesó. Por caso, quita la posibilidad de identificar a Julio López, desaparecido en democracia. Pero, en segundo lugar, gran parte de las muestras biológicas no pertenecen a causas de lesa humanidad. Esto deja sin cobertura a personas que buscan su filiación y que, hasta ahora, podían realizarse los estudios en el BNDG pagando los reactivos. En nuestro país, donde la trata de personas es un delito endémico que se desarrolla con la complicidad del Estado, significa dejar nuevamente desamparadas a las víctimas.

La transferencia del BNDG también significa el desguace del equipo profesional formado en el curso de dos décadas, reconocido internacionalmente. A los trabajadores del BNDG, actualmente bajo dependencia del Hospital Durán, se les ofrece la opción de pedir su traslado al Ministerio de Ciencia y Tecnología, pero a costa de perder derechos adquiridos como antigüedad y carga horaria.

Sin identidad tampoco hay justicia

Los organismos de derechos humanos y familiares de desaparecidos exigen además garantías por la preservación las muestras que el BNDG tiene al día de hoy, que suman apenas 245. Su pérdida haría todavía más dificultoso restituir su identidad a los 400 niños, hoy adultos, que fueron apropiados durante la dictadura militar.

Denunciamos este atropello cometido por el gobierno nacional. Exigimos la inmediata unificación de datos existentes en el Equipo de Argentino de Antropología Forense (EAAF) y del BNDG. Y realizar el entrecruzamiento de los 3.850 jóvenes que resultaron negativos en el BNDG con los datos genéticos que posee el EAAF.

Apertura de todos los archivos de la dictadura.

Proceder a un exhaustivo rastrillaje e investigación de todos los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio del país.

Liliana Alaniz (Apel)

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