miércoles, 1 de mayo de 2013

Democratizan la represión para más ajuste; nos organizamos para vencer


Por Jorge Moreno, dirigente del Partido Obrero de Azul, en Partido Obrero de Azul

En su momento, los bloques capitalistas en pugna monopolizaron el debate de la ley de medios, para neutralizar la posición clasista que en todo momento llamó a defender los intereses de los trabajadores de prensa. La sanción parlamentaria de esa ley estuvo puesta en un escenario polarizador delimitado por las consignas oficialistas de terminar con la hegemonía de los propietarios de los medios masivos (Clarín, La Nación, Papel Prensa) y las opositoras fundadas en la supuesta defensa de la libertad de prensa. En verdad, ambas ocultaron siempre sus verdaderas razones, vinculadas íntimamente con la disputa del control total de la información, en función de intereses en ambos casos capitalistas y contrarios a las libertades públicas.

A esa confrontación ahora se le agrega la que suscita la reforma de la justicia nacional y federal, impulsada por el Poder Ejecutivo y “escriturada” –con mínimas reformas- por la legislatura afín, bajo el lema “democratizador”. La oposición reaccionó con su fundamento de oro, “en defensa” de la república y la independencia del Poder Judicial. Pero, en realidad, esas declamaciones interbloques tampoco –al igual que en el caso de la ley de medios-, reflejan los verdaderos intereses de unos y otros.-

La oposición parlamentaria ha desnudado totalmente su indudable interés en conservar una justicia que tradicionalmente, en todos sus fueros, en gobiernos de facto o democráticos ha servido -y necesita que sigan haciéndolo- a los intereses económicos capitalistas, valiéndose de leyes acordes, aplicadas por jueces y funcionarios que ideológicamente están alineados con ese modelo que, paradójicamente, con algunos pequeños matices, es el mismo que ha adoptado el nacionalismo popular oficialista.-

A este oficialismo le es y le será imprescindible instaurar un “estado de excepción” con miras a lograr amortiguar la grave crisis económica del modelo que representa –a esta altura, extensión ya no negada de la crisis internacional-, no sólo con mayor control cambiario o de las importaciones, sino más aún, con más ajuste a la clase trabajadora, a los jubilados y pensionados, y en los servicios esenciales, como son los de salud, educación pública y gratuita y seguridad.-

No le es suficiente imponer conciliaciones obligatorias para suspender las huelgas, los aumentos de salarios por decreto dando por finalizadas las paritarias, la reforma a la ley de accidentes de trabajo (ART), el atraso a cumplir con la orden judicial de justo pago a los jubilados, el impuesto al salario, la disminución de los trabajadores acreedores al salario familiar. Necesita ahondar el ajuste hacia abajo, como se lo han impuesto a los pueblos de España, Grecia, Italia, etc. Esas medidas regresivas para la clase trabajadora, de por sí, ya han provocado protestas, paros, marchas, no sólo en Europa, sino también en la Argentina, y su profundización promete el crecimiento del reclamo, que será cada vez mayor. En ese escenario, el gobierno necesita contar con una herramienta que le permita reprimir “legalmente” la protesta, porque ya no alcanzan el “Proyecto X”, la ley antiterrorista y las patotas sindicales al estilo de la comandada por Pedraza. Para ello recurrieron a un engaño político de tal gravedad –interesadamente soslayado por la oposición patronal- que hasta produjo una seria fisura dentro de la afinidad oficialista (CELS, Verbitsky, Página 12, Justicia Legítima, Carta abierta), escondiendo dentro del proyecto de control de las cautelares una norma (art. 17) que “democráticamente” autoriza al mismo Estado, al que no se le van a poder imponer en su perjuicio –salvo excepciones-, a reclamarlas contra los trabajadores cuando éstos, haciendo uso del derecho de huelga o de protesta, afecten un servicio público, quedando a cargo del mismo Estado, a través del Ministerio de Trabajo, determinar cuándo se produce o no esa afectación (juez y parte).-

El 1° de Mayo es por definición día de lucha, reclamo y movilización política. En la calle, en la plaza, en el sindicato; con el desarrollo de las fuerzas revolucionarias de izquierda y su fusión con el movimiento obrero, poniendo en pie todas las luchas. Contra la ley de ART, contra el vaciamiento del ANSES y del PAMI, por la recuperación de los fondos de las obras sociales que retiene el gobierno, contra el techo a las paritarias, por un salario igual al costo de la canasta familiar, contra el impuesto al salario, por la real universalización de la asignación similar, por el 82 % a los jubilados y, en Azul, por la lucha de los trabajadores papeleros, donde elegimos estar y levantar la consigna de la unión de las luchas obreras y estudiantiles.-


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