lunes, 1 de abril de 2013

Iglesia, dictadura, Bergoglio y Francisco

  • La Iglesia, la dictadura, Bergoglio y Francisco
    Cuando Licha fue a pedirle por su nieta desaparecida, el actual Francisco le dijo: “A la criatura la tiene una persona de bien y no hay marcha atrás”. Si Bergoglio, como dicen ahora varios perseguidos de aquella época, protegió gente y salvó algunas vidas, fue precisamente porque formaba parte, desde adentro, de aquel aparato criminal. Bergoglio, militante de Guardia de Hierro -una agrupación de la derecha peronista, de excelentes vínculos con Eduardo Emilio Massera-, jamás se aproximó a los pocos obispos que efectivamente lucharon contra la represión, a pesar y en contra de la Iglesia, como el citado Angelelli, Alberto Devoto, Jaime de Nevares, Jorge Novak o Miguel Hesayne. Sólo ahora, cuando intenta lavarle la cara a la Iglesia argentina y al Vaticano, hace una reivindicación mísera y a cuentagotas de algunos de ellos, y dispone canonizaciones que alegran a los K. Si así no fuera, haría como le pide el ex juez español Baltasar Garzón y abriría los archivos vaticanos en lo referido a la dictadura (extracto)
  • Que se investigue realmente el secuestro de Yorio y Jalic
    bergoglio jalicy yorio misa 1976Que el Estado y la Iglesia abran los archivos
    La nominación de Bergoglio se ha convertido en el accidente histórico que ha dejado al desnudo la inconsistencia del kirchnerismo, otro accidente de la historia. Pero no zanja la veracidad de la denuncia de Verbitsky. Luis Zamora, con un pasado opuesto por completo al de Verbitsky, ha expuesto en forma minuciosa la responsabilidad que habría tenido Bergoglio en aquellos secuestros -más allá del respaldo de la Iglesia en su conjunto a la dictadura. Ninguno de los impugnadores de la trayectoria de Verbitsky exige una investigación de lo ocurrido con los dos curas jesuitas, lo que demuestra que sus ataques al escriba del oficialismo son funcionales a un encubrimiento de los hechos. (extracto)


    "Vaticano Sociedad Anónima"
    Vatican PopeSegún algunos analistas, las denuncias del libro con este título que el periodista italiano Gianluigi Nuzzi publicó no hace mucho, marcaron el principio del fin del papado de Benedicto. Revela con un detalle minucioso la saga de crímenes y negociados del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), el piadoso nombre del Banco del Vaticano. La fuente es el archivo del monseñor Renato Dardozzi, de larga trayectoria en el manejo de las finanzas vaticanas. Dardozzi, poco antes de morir, le entregó ese archivo al periodista, en una suerte de exculpación testamentaria (extracto)

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