lunes, 1 de abril de 2013

¿Derechos humanos? ¡Las Pelotas!

La decisión del gobierno municipal de José Inza (Fpv) de señalizar el ex centro clandestino de detención que funcionó en el edificio actualmente ocupado por el jardín maternal prof. Rubén César De Paula (vieja estación del ferrocarril provincial) -señalización que inauguró días atrás-, se corresponde con el operativo de lavado de imagen que intenta acicalar las marcas del primer año de gestión, cuyo peor momento lo constituyó el escándalo de la privatización de la recaudación pública, frustrada al tomar estado público por denuncia del bloque de la oposición binnerista. Esa operación, aseguran, constituía un verdadero robo para la corona, y el encargado de organizarlo era el ex secretario de Hacienda, el boudouista Néstor Requelme, quien se vio obligado a renunciar una vez que se hizo pública la maniobra, de la que Inza no era precisamente inocente.


El año electoral -segundo de su gestión- lo enfrenta con ese desafío. A los cambios realizados en su gabinete, consistentes en una expansión de la burocracia estatal y un salariazo para sus burócratas mediante la recolocación de los mismos en cargos superiores -creados expresamente a esos fines-, ha añadido nuevas estrategias de asignación de la pauta publicitaria oficial y sponsorización de periodistas en medios; y de conciliación con aquello a lo que le había dado la espalda. Inza visitó la papelera, un año y medio después de que sus trabajadores quedaran sin empleo y tiempo equivalente de lucha y resistencia obrera, y puso en escena un discurso atado a la lógica del gobierno nacional en materia de derechos humanos.

La inauguración de la señalización del edificio en el que funcionara un centro clandestino de detención y tortura  fue utilizado por Inza para anunciar la creación de la Coordinación de Derechos Humanos que estará a cargo de Francisco Zabalúa, con la colaboración de Maio Saizar, dos integrantes de la APDH de Azul. Ya con anterioridad, mediante el decreto 293/13, había creado la Coordinación de Servicio Local de Promoción y Protección de los Derechos del Niño, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social, para la que fue designada otra militante de esa organización de DDHH, la señora Martha Graciela Zugasti.

Inza realizó así dos viejos reclamos de la Asamblea Permanente: la señalización del centro clandestino que fue lugar de tránsito en el movimiento de detenidos-desaparecidos a manos de las fuerzas militares y la creación de una secretaría de derechos humanos en el orden local. Ninguno de ellos abastece, sin embargo, la demanda histórica de la Asamblea -dirigida inicialmente a la administración de Duclós (FAP)-, de recolocación del jardín maternal para preservar el sitio como prueba en el juicio radicado en el Juzgado Federal de Azul, todavía en pañales, y de acelerar la investigación de los hechos ocurridos en Azul para castigo de sus responsables.

Pero Inza, al mejor estilo nac&pop, logró de esta manera quebrar las últimas esperanzas de independencia que hubieran permitido una APDH vigorosa para reclamar al Estado -en el que ese organismo en cambio ha quedado disuelto- no sólo políticas inherentes a un verdadero juzgamiento de los responsables del genocidio, sino también aquellas que le hagan frente a la criminalidad del aparato estatal en democracia y las organizaciones paraestatales en las que el gobierno terceriza la represión cuando no puede ejecutarla directamente (patotas sindicales, barrabravas). El asesinato de Mariano Ferreyra, la desaparición de Julio López, Luciano Arruga y tantos otros son crímenes del Estado en democracia.

Las denuncias realizadas tantos años atrás en la Justicia Federal, acerca de los hechos ocurridos en Azul durante la dictadura, no han sido investigadas todavía. Lejos de una indagación de las responsabilidades de sus autores materiales e ideológicos y más lejos todavía de algún auto de procesamiento que los reconozca en esas categorías, la estructura judicial que el régimen kirchnerista se negó a modificar para hacerlo posible practica la justicia que los Hijos de La Plata han dado en llamar de "Juicios a cuentagotas". "¿Derechos Humanos? -se preguntan- ¡Las Pelotas!".


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