Por Cesar Raineri, desde Las Flores.-
La
estatización de las acciones de Repsol presentada en sociedad como un acto
de soberanía energética está terminando
en menos de un año en un fracaso descomunal. En primer lugar, no solo porque la
ley mantenía el carácter de Sociedad Anónima y/o porque puede ser vendida con
dos tercios de los votos parlamentarios, sino porque la entrega ha comenzado y
se acelera.
Trascendidos
periodísticos (diario La Mañana de Neuquén del 5/3) no desmentidos oficialmente
indican que YPF estatal estaría por armar una empresa para explotar Vaca
Muerta, el único yacimiento con reservas importantes, pero muy costosa su
explotación. Hasta aquí ya fue noticia que armó otra sociedad con Chevron en
áreas próximas a ésta, es decir, el gobierno nacional y popular entregó la
soberanía a la norteamericana. En este caso, la entrega sería a Repsol. Sí, a
Repsol, a quien la vuelve a llamar como socia.
Resulta
que Repsol ha emprendido reclamos judiciales en Estados Unidos por la
expropiación del 51% de sus acciones, reclamo que traba a su vez las
inversiones de Chevron en su nueva sociedad con Cristina-Kiciloff. Galluccio
sería el más interesado en este acuerdo para no tener obstáculos en su sociedad
con la norteamericana.
La
negociación, que no es admitida por los funcionarios de Repsol, estaría en manos
del presidente del banco La Caja ( LaCaixaBank), Isidro Faine, quien en estos
días se reunió con Cristina Fernández y es el principal accionista de Repsol.
El monto
de la operación rondaría los 10 500 millones de dólares en fondos de
capitalización y reservas, mucho más de lo que diferentes funcionarios K
vociferaron envalentonados cuando cotizaban la expropiación a menos de 2000
millones.
Pero si
esta noticia no sorprende a quienes planteamos que la estatización era en
principio una nueva privatización y se enterraba la soberanía energética, hay
otra insólita derivación.
Cristina
visitó Vietnam y su foto en los túneles de la resistencia vietnamita contra el
imperialismo francés y yanqui dio vuelta al mundo ocultando que Monsanto fue en
aquellos años proveedora del agente naranja que hasta hoy dejo secuelas en el
pueblo vietnamita y mientras la presidente habilita el uso del glifosato,
producido por esta corporación, en nuestro territorio.
Otra
proveedora del agente naranja en los 60 fue la empresa Maxus, una petrolera
comprada por el padre de Eugenia Estensoro de la Coalición Cívica, durante la
privatización menemista en 1995, meses antes de morir en un accidente aéreo.
Uno de los funcionarios de Maxus en Indonesia es el actual presidente de
Enarsa, Exequiel Espinoza.
Maxus era
dueña de una planta química que produjo un desastre ambiental en Newark (Nueva
Jersey) y por esto se comió un juicio ambiental que cuando Menem entrega YPF a
Repsol ésta debía hacerse cargo de parte de las indemnizaciones por los fallos
contra el desastre.
Estatizada
Repsol, ahora YPF debe hacerse cargo del juicio, todavía no se saben los
montos.
Con la
sociedad, Repsol, se salva de tener que pagar el juicio y encima cobra el precio
que había planteado por la expropiación.
Qué dirán
ahora los nacionalistas trasnochados de esta entrega y este salvataje de la
empresa española?
Tal cual
lo denunciamos en su momento, la expropiación lejos de ser un acto de soberanía
es fuente de nuevos negociados en beneficio del capital internacional.
Se impone
más que nunca una expropiación integral de todas las áreas sin pago y bajo
control de los trabajadores.
1 comentario:
Con razón, Cristina no mencionó el tema YPF en su discurso de apertura del período legislativo ordinario. Si después de haber despotricado tanto contra Repsol tiene que recurrir a la misma empresa,a consecuencia de que Chevron no puede operar en el país porque sus fondos están inhibidos, de qué nacionalización habló entonces el gobierno?
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