El informe publicado por Noticias de Azul (puede leerse aquí) sobre la base de datos oficiales relevados por el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, en su estudio de Caracterización del Mercado de Trabajo en el Partido de Azul al año 2012, destaca el escalofriante porcentaje de desocupación que viene registrando un ascenso sin pausa -era del 8,6 % en el 2010, para llegar al 12,1, en el 2012-. Si consideramos que esa encuesta oficial reconoce la categoría de "ocupado" a quien no tiene empleo pero ha hecho, al menos, una "changa" en la última semana, ese indicador denunciaría un porcentaje muy superior de desocupación en nuestro Partido.
La Dirección del diario digital, a cargo de Luciana Conti, resalta sin embargo otro dato no menos relevante: El empleo precario afecta al 46,2% de los ocupados. La mitad de los trabajadores están precarizados!!! Y a menor instrucción, mayor precarización: "La precariedad se relaciona negativamente con la falta de instrucción en los trabajadores: es alta entre los ocupados con bajo nivel de instrucción (88,9%) mientras que afecta sólo al 18% de los ocupados con nivel de instrucción alto." Entre los ocupados en el servicio doméstico sólo tiene aportes patronales el 20%.
Noticias de Azul introduce un factor comparativo para dimensionar el problema: en el 2010, Olavarría tenía una desocupación superior a la de Azul -9,6 % frente al 8,6-. Dos años después, Azul ha superado la marca llegando a un 12,1 % de desocupación de su población activa, mientras que en la vecina ciudad se registró un leve descenso desde entonces, acusando el informe un 7,2 % al 2012.
Política antiobrera
En su artículo, la periodista Luciana Conti hace referencia a los conflictos laborales de mayor resonancia en Azul; puntualmente, los últimos despidos en el establecimiento frigorífico EFASA, donde incluso se está sometiendo a los trabajadores a condiciones laborales denigrantes, y la incansable lucha de los papeleros que mantienen tomada la fábrica desde hace más de un año, con el objetivo de ponerla en marcha bajo su propia gestión.
El gobierno nac&pop de José Inza, que ya lleva un año de gestión, se rehusó abiertamente desde un principio a sostener la causa papelera y desechó, junto al bloque de concejales de su fuerza política (FpV), las distintas soluciones que le propusieron los mismos obreros, desde que el municipio se hiciera cargo de los créditos laborales para perseguirlo con sus recursos y estructura a los empresarios, hasta apoyar el amparo con el que pretendieron que la Justicia los autorizara a seguir trabajando. La negativa del gobierno local kirchnerista y de la Justicia, a la que no le costó demasiado sumarse a los pruritos políticos obligaron a los trabajadores a recorrer un camino mucho más largo y difícil y también más costoso a la Comuna, que terminó obligada a sostener un subsidio mensual mínimo para los papeleros -conquista de la lucha tenaz de quienes ya habían perdido la vida de un compañero-. Puesto en la disyuntiva, el kirchnerismo local prefirió quebrarlos por desgaste e invirtió dinero, incluso, para que eso sucediera. Jamás pensó que los papeleros resistirían contra semejante política y tampoco previó que las organizaciones en lucha también resistieran hasta tales extremos.
Si el gobierno de José hubiera intervenido desde un principio en el sentido que le reclamaban los trabajadores, la papelera estaría funcionando, sus obreros trabajando y la Comuna celebrando la recuperación de una fuente de trabajo -la fábrica puesta a producir requerirá necesariamente más fuerza de trabajo-. En cambio, prefirió invertir en la muerte del reclamo. Naturalmente, un gobierno populista no puede permitirse fortalecer a la clase trabajadora. Eligen someterla a cualquier precio, aún, cuando económicamente resulte desventajoso tanto para los sometidos como para los intereses populares representados. El dinero invertido para desgastarlos -los $ 1.300 mensuales para cada trabajador- sumará próximamente el equivalente a lo que al inicio del conflicto hubiera asegurado un año de trabajo para los papeleros y para los varios trabajadores más que hubiera sido necesario incorporar.
Frente a un conflicto de semejante envergadura, el estado capitalista reacciona como lo ha hecho Inza en este primer año de gobierno: sacándole el cuerpo bajo el discurso de la no incumbencia y repartiendo "ayudas" que a la larga son una inversión a caminos sin salida. Hasta que la perseverencia y fuerza de la clase explotada demuestra con unidad y organización que es más fuerte. Y ahí, las cosas cambian.
La lucha siempre rinde.
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