SOBRE LLOVIDO, MOJADO
Los vecinos
enfrentan el desastre que el paso del agua hizo en sus viviendas y el gobierno de José Inza (FpV) se mete de lleno
en la interna de Nación y Provincia, colocando la emergencia al servicio de la
causa presidencial re-reeleccionista.
La
hipocresía del vicegobernador Gabriel Mariotto es mayúscula. Intentó hablar de
unidad, pero donde está uno no está el otro. Organizan sus agendas, para
alternarse en los escenarios de las catástrofes que ellos mismos han provocado.
Los funcionarios sciolistas prometen comenzar la ejecución de la presa La
Isidora en febrero de 2013 y Mariotto la pone en duda. No es lo único que nos ha dejado el vicegobernador
en su paso por Azul. Nos dejó la certeza de que el pueblo les importa un
rábano. Lo mismo le cabe al intendente
que ahora abrió la ciudad al batayón militante.
Un equipo
de Alicia Kirchner se ha puesto a la cabeza de la organización de la asistencia
social y sanitaria, distribuyendo estratégicamente sus punteros en distintas
zonas de la ciudad. Las Unidades Sanitarias fueron reemplazadas por los
domicilios particulares de quienes servirán a la causa nacional y popular. Los
vecinos damnificados son víctimas ahora
de una política de disciplinamiento. Las calles de Azul ya han sido
ganadas por los soldados de La Cámpora y la 26 de Julio y el intendente anunció
que arribarán cooperativas de trabajo de otras ciudades, naturalmente, del mismo batayón militante.
En su
conferencia de prensa, Inza borró de su discurso a todas las organizaciones
políticas, sociales y gremiales de Azul que se pusieron al servicio del comité
de Defensa Civil en plena emergencia , para circunscribir el voluntariado a sus
fuerzas partidarias. Esto es demostrativo
de una perspectiva municipal interesada, demagógica y absolutamente extraña al
interés popular.
Las
inconsistencias del poder son fatales. Para dar razones de las crónicas
inundaciones en Azul y la Provincia, a las ya publicitadas excusas de la
abundante precipitación y las negligencias de la administración duclosista,
Mariotto le agregó la cuestión rural. Al apuntarle a los canales clandestinos
le apuntó al campo y también a Scioli –competencia provincial sobre los asuntos
rurales-. Junto la nueva modalidad de siembra –la directa, por
la soja-, los canales son para Mariotto un factor que hay que atacar para
resolver el problema hídrico. Sin embargo, no dice que la Nación es la primer
interesada en sostener los negocios de la soja , como gran recaudadora, y que
gran parte de los canales que atraviesan los campos han sido autorizados por el
gobierno al que él mismo pertenece. Tampoco mencionó el importante aporte de agua a la ciudad que ha comenzado a significar la publicitada ruta Néstor Kirchner.
La
hipocresía de Mariotto se vuelve a manifestar cuando intenta compensar el disfrazado
ataque contra el sector agropecuario con la iniciativa de indemnizarlo por las obras que deban realizarse para
remediar el desastre en el que se ha convertido el mapa rural.
Ninguna,
pero ninguna mención al resarcimiento de los vecinos por el drama que se ven
obligados a soportar como consecuencia de más de treinta años de gobiernos que
sólo han hecho del Estado el lugar donde organizar sus negocios particulares.
La
emergencia también la colocan en beneficio exclusivo de la burguesía. El
anticipo de Mariotto de una compensación económica para el sector productivo es un
ejemplo. La obra pública, los créditos
bancarios, cualquier programa de salida
que proponga el gobierno estará
organizado desde esa perspectiva. El pueblo siempre termina siendo rehén y
único perjudicado de sus políticas. Para torcerlas, es indispensable que sea el mismo pueblo el que discuta y organice su reclamo al estado.
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