domingo, 22 de julio de 2012

La gestión Inza supura y la oposición demagogia



 NUNCA TAN PARECIDOS



El episodio de la joven quemada a consecuencia de su encierro, castigada en un calabozo, durante su internación en el servicio de psiquiatría municipal; el papelón del secretario de Infraestructura, Obras y Servicios Públicos, Sergio Cedeño, al sancionar al ingeniero Carlos Mancino  por no obedecer la orden de adulterar documentación contra  el  contratista de la era Duclós, Dardo López; la violencia ejercida contra los trabajadores por parte de funcionarios como el propio Cedeño y hasta contra superiores jerárquicos  como el subsecretario de Desarrollo Económico  Héctor Pitluk; la denuncia del  dirigente gremial Miguel Angel Burgos (SOEMPA) que reveló que el municipio avala maniobras delictivas del secretario general del otro sindicato municipal, el STMA;  los capítulos Bertellys, con el financiamiento municipal de su fiesta popular privada; el trascendido que dio cuenta de una escandalosa deuda del municipio  con SADAIC, en gran parte “con olor a bosta de vaca”, como la mencionó el periodista Martín Gastañaga, son expresiones de la crisis política de la gestión Inza que pone en escena a un intendente de absoluto carácter autista, saliendo del escondite para las cuestiones protocolares, mientras los integrantes de su gabinete ejercen el dominio parcelado de los asuntos municipales, con los que dirimen sus internas.

Este rasgo de la gestión kirchnerista implica dejar hacer a los funcionarios hasta la ilegalidad, como los de Bertellys  y Cedeño y poner a participar a un  resucitado Varela  a quien Barberena ya había bendecido con los favores de la Justicia  en los años de su gobierno (¿se reproducirán en éste?).

Luego condenado por el mismo esquema de poder que antes lo había beneficiado, Varela espera todavía que la máxima instancia judicial revierta la condena  de los tribunales inferiores.  Pero no se queda quieto. Fue, en este contexto, una pieza importante a la hora de “arreglar” el aumento salarial de los cada vez más exiguos sueldos municipales y sería también figura  repetida en la  continuidad de las prácticas defraudatorias, según el testimonio público  al programa televisivo “Estamos en el aire” de quien tampoco puede afirmarse ningún grado de inocencia, su ex socio, igualmente necesario para Inza a la hora de acallar los reclamos salariales.

En tanto, los destinos de la obra pública en Azul, totalmente paralizada, son más endebles de lo que parecen. La crisis política desatada por la ofensiva presidencial contra la provincia en su afán de centralizar todas las cajas es expresión misma de la ofensiva del ajuste.

Aquí en Azul, el secretario de Economía y Finanzas Néstor Requelme es el hombre del riñón presidencial que decide de qué manera se ajustan los números en nuestra comarca, que nunca los comprime para detener este festival interno ni para romper una estructura impositiva y en cambio los factura a los sectores populares.

Pero el intendente no duerme, como ironiza el dirigente gremial Burgos, viejo aliado de Duclós (FAP). Es peor que eso. Es el principal ejecutor de esta política de gobierno para la cual necesita conservar el sistema de alianzas que lo puso en el poder. 

Frente al escandaloso caso de la joven quemada, la  condecorada María del Carmen Ruiz hizo pie en el descalabro de la salud pública para justificar una práctica médica que desnuda hasta qué extremos  el sistema manicomial sigue vigente; empleó categorías propias del Servicio Penitenciario para aludirla, sin reparar incluso que riñe hasta con la legislación vigente en la materia. Alegar razones de seguridad como lo hizo –resguardar la integridad física de la paciente y la de terceros- y decir que un calabozo es una sala de aislamiento –los buzones de las cárceles- se puede comprender en el lenguaje proveniente del esquema represivo, pero no de una profesional de la medicina y máxima autoridad del hospital público. Es inaudito. Y ella habló por el intendente José Inza, médico por si alguien no lo recuerda.

El Frente Amplio Progresista salió a erigirse en tercero imparcial. El concejal Claudio Molina repitió hasta el cansancio a través de los medios que no tomaban posición por la familia damnificada. Que no lo hacían! Y que sólo pretendían que se investigase el hecho.  Claro! Si los doce años de duclosismo no son ajenos a este modo de gobernar.

Tiene su parentesco. Cuando al pueblo no se lo puede domesticar, palo y encierro. La psiquiatría  reconoce en su historia esta idea de vigilar y castigar, violatorio de los derechos más elementales de las personas.  

El mismo día que la joven se había prendido fuego, los concejales sesionaron por la noche y ninguno de ellos, ni radicales ni binneristas ni kirchneristas y tampoco quien ocupa la incómoda banca de pertenecer al bloque oficialista y no hacerlo, el moyanista Diego Colman, dijeron una sola palabra sobre el hecho. Más preocupados por dirimir si fue Armendáriz o Cafiero quien avaló la caída del índice de coparticipación para la Provincia de Buenos Aires, todos parecen compartir más de lo que se piensa. Parte de la deuda con SADAIC habría sido contraída en la era Duclós y  Bertellys es también parte de esa herencia.

Demagógicos, diferentes y parecidos,  oficialismo y oposición son idénticos.


1 comentario:

TIC dijo...

Buen artículo. Me recuerda cuando en una sesión del Concejo, se tomaron casi dos horas para tratar un decreto en apoyo a la re-estatización de YPF (de la cual no solo apoyo, sino que espero el 100% de la estatización). Luego en la misma sesión les bastó solo 5 minutos para recordarle al oficialimismo, que el problema de los remises para las escuelas rurales no estaba solucionado. Mejor ejemplo no encuentro.

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