domingo, 22 de julio de 2012

La Cámpora y los “gordos”, una pareja despareja



La situación política luego del Congreso de la CGT


imageLa situación política luego del Congreso de la CGT
La foto de Cristina con los “gordos” y compañía -con Gerardo “Batallón 601” Martínez a su derecha- hubiera debido provocar una conmoción entre “camporistas” y “evitistas” si realmente representaran a las juventudes militantes y a los movimientos sociales. Muy lejos de eso, simplemente prueba que son carreristas políticos al servicio del mejor postor. Esta gente denunciaba a la izquierda que concurrió a la movilización contra el impuesto al salario como “funcional” al moyanismo.
¿Es verdad, de todos modos, que el gobierno ha logrado una nueva base de apoyo en los sindicatos, más sólida, y que ha logrado aislar a Moyano, como opina la prensa oficial?

“Pluralidad sindical”
La CGT devota del gobierno es todavía inexistente. Promete cobrar vida en octubre. Bastante antes de eso, parece haber perdido a su secretario general, Antonio Caló, quien pegó el faltazo en la Rosada. La convocatoria al Consejo del Salario deja al desnudo el completo impasse del gobierno, porque deberá sancionar un nuevo salario mínimo con la exclusión de las dos terceras partes de los sindicatos -esto si agregamos a las CTA y a Barrionuevo, los que serían excluidos junto a la CGT Moyano. Se sume o no al oficialista Yasky a dicha convocatoria, de todos modos oficializaría una lucha política abierta en los sindicatos, apuntando al gobierno. El esquema corporativo del Consejo del Salario se vería seriamente cuestionado, porque pondría en un brete a la representación patronal, afectada -además- por la crisis del mercado de cambios y por la caída de la producción industrial. Si, como es de prever, el salario mínimo -hoy de 2300 pesos- se ajustara a la baja (en relación con la inflación), daría un motivo adicional para agudizar las reivindicaciones obreras.

Al rompecabezas sindical del gobierno le faltan muchas piezas, por eso se ha estado hablando de establecer un “modelo” de “pluralidad sindical”. ¿Lo aceptarán los “gordos”, quienes verían cómo se forman sindicatos paralelos en sus feudos? El gobierno ha apresurado la apertura de una caja de Pandora, porque la disgregación del aparato burocrático ya está en pleno desarrollo, como se ve en el sindicato textil, donde los congresales han ido para un lado -la CGT de Moyano- y el secretario general, Lobais, parece inclinarse para el otro. Cuidado con confundir las cosas y con errar en la caracterización de lo que está ocurriendo: no es la unidad del movimiento obrero lo que se ha roto, sino que se volatiliza el aparato de la burocracia sindical y la regimentación del Estado. El “ajuste” y la crisis capitalista penetran todos los poros de la vida política, al punto que se repiten con frecuencia mayor las huelgas policiales.

Pedraza
El desmembramiento de los aparatos se aprecia por sobre todo en la Unión Ferroviaria la cual, sin embargo, está dominada por una camarilla fuertemente sostenida desde la Secretaría de Transporte. Aquí golpea con todo la crisis completa en que se encuentran las concesiones ferroviarias y del subte. El mismo día de la entrevista cómplice de CFK con los “gordos” que colaboraron con la dictadura, Pedraza firmó su renuncia al consejo directivo de la CGT anterior a la escisión, para poner a la UF en la central que prometen formar los “gordos”. El cambio, sin embargo, vino acompañado con una advertencia al gobierno: que trabaje por la excarcelación de Pedraza o por su impunidad. En Mar del Plata, la Unión Ferroviaria acaba de votar una declaración amenazante, porque dice “que confía plenamente en el deseo del gobierno nacional de que prevalezca la verdad y lejos está de vislumbrar (ojo) que desde el gobierno nacional se esté mediando a fin de propiciar la condena de nuestros compañeros encarcelados” (Crónica, 8/7). El Juicio Oral y Público contra la patota asesina de Mariano Ferreyra se ha sumado abiertamente a la crisis de la CGT y cuestiona el operativo del gobierno de formar una organización paralela a la de Moyano. De paso, preguntamos: ¿por qué no dice nada sobre esto Horacio Verbitsky, quien pretende escribir la columna periodística mejor informada en la edición dominical de Página/12?
La intención oficial de gobernar arbitrando un ala del aparato sindical ha nacido muerta. Opera, además, sobre el campo minado de la crisis capitalista y de los ajustes. Las cartas que se reservó el gobierno para ofrendar a la burocracia “gorda” -el aumento del salario mínimo y del mínimo no imponible a ganancias- defraudarán a todo el mundo, porque el salario no sobrepasará el tope del 18% fijado por el propio oficialismo (en dos rubros donde el atraso supera holgadamente el año).

Manotazo a obras sociales
La madre de todas las batallas es la que anuncia el propósito del gobierno de crear un sistema público de atención a los tratamientos complejos, expropiando las obras sociales a los sindicatos. Manda la caja: son 30.000 millones de pesos. Habría que ver cómo quedaría el sistema con la medicina privada, la cual se beneficia de las contrataciones de las obras sociales. El gobierno se convertiría en el intermediario privilegiado de un negocio enorme. Es un asunto acuciante, porque al momento actual el gobierno está atrasando los pagos a las obras sociales y por eso ha acumulado una deuda enorme con la burocracia de todos los gremios. En la entrevista de CFK con la delegación encabezada por el “Batallón 601” Gerardo Martínez, este tema -el tema de los temas- fue “discretamente” soslayado. Esto explica que, según los diarios, el que salió más insatisfecho de la reunión haya sido Cavalieri.
¿Es viable, como pretenden los “jóvenes militantes”, sustituir la burocracia sindical por una “relación directa” de CFK “con las bases”, llevando al extremo el poder personal? El planteo es políticamente reaccionario (hay que decirlo con todas las letras), porque supone no la independencia de la clase obrera, sino la destrucción de los sindicatos. Los “camporistas” que apoyan este planteo desearían convertirse en una correa de transmisión del Estado en los sindicatos convertidos en asociaciones civiles. Suponer, sin embargo, que el gobierno podría operar este cambio en el marco del ajuste es una demostración de que la crisis política empuja a los oficialistas al aventurerismo. Este planteo es la justificación “programática” de la iniciativa de reformar la Constitución para la tercera -o cuarta- reelección de los K.

Política y sindicatos
Curiosidades que produce la crisis, al corporatismo oficial le sale al paso un Hugo Moyano parlamentarista, que plantea “repensar el voto de 2013”. Moyano se adelanta a un hecho consumado, porque es claro para cualquiera que no se repetirán los alineamientos ni los resultados electorales de 2011. De apariencia desafiante, el planteo es en realidad mendicante: Moyano está pidiendo un lugar en una lista para el año que viene y que no tiene la menor idea de cuál podría ser, porque el proceso político está cambiando todos los días -la última novedad es que Binner, nuevamente deseoso de encabezar una alianza con la UCR, se manifestó dispuesto a incorporar a las discusiones al duhaldismo. El moyanismo sólo plantearía la formación de un partido de trabajadores como un recurso extremo ante el avance de la izquierda revolucionaria fusionada con el movimiento obrero.“Repensar el voto” ha funcionado como el comodín de Moyano para no plantear un plan de lucha contra el impuesto al salario, los impuestazos que vienen en avalancha y el apoyo a las decenas de luchas que se desarrollan por todos lados. Moyano designó como su vice -secretario adjunto- a su propio Cobos o Mariotto, el burócrata del petróleo de Neuquén, quien es director del gobierno en YPF y que apoya la política extranjerizante del gobernador de su provincia, Sapag -fue ministro de Trabajo de Sobisch, responsable político del asesinato de Carlos Fuentealba. Pereyra invitó a “sentarnos a discutir el tipo de cambio”, lo que pone a la CGT de Moyano en el campo de los que propician “un golpe de mercado” -o sea, un “rodrigazo”. La heterogeneidad y las contradicciones de los realineamientos en la burocracia sindical anuncian nuevas crisis y nuevos cambios.

Fin de época
El movimiento obrero no puede continuar por el camino que le han trazado el gobierno y las burocracias sindicales de distintas características. Transita definitivamente una nueva etapa. La fusión del movimiento obrero y la izquierda revolucionaria dará lugar a la fuerza histórica encargada de dar una salida socialista a la crisis mundial del capitalismo.

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