jueves, 7 de junio de 2012

Triste, solitario y final


Sobre los cacerolas de la oposición de derecha y el emerger de una oposición de otro signo político



Escribe Oscar Rae (UJS-PO; desde Chillar, Azul).-
La semana pasada se pudo ver cómo una oposición gorila tiraba a destiempo los últimos acordes de un tango conservador al mejor estilo cambalache. Una melodía con un verso que ya nadie se traga. Un grupo de gente bien de esa que cuando ve al pueblo trabajador reclamando extraña los viejos tiempos de la liga patriótica. Gente que tuvo a un país de rehén con un corte de ruta de 4 meses, con la salvedad de que lo hacían con piquetes de gente con nivel; en fin, garcas que ya están señalados a voces como infames.

Estas protestas fueron provocadas por una tímida tocada de bolsillos por parte de un gobierno en el que vieron crecer sus ganancias como nunca, esta vez nadie se puede creer que este capítulo del “enfrentamiento” gobierno – campo significa la pelea del kirchnerismo por distribuir la riqueza, sino sólo una forma de tapar la crisis fiscal. Ahora bien, lo que recauda de la patronal rural jamás cubrirá semejante crisis y los que tendrán que hacer los grandes sacrificios serán como siempre los trabajadores, a los que se les impone topes a la paritarias, impuesto a las ganancias sobre sus salarios y también se los golpea con una gran inflación. Es decir, el actor social que pone en riesgo los planes del modelo ya no son los golpistas de la sociedad rural sino los trabajadores que se levantan a defender sus derechos sociales.

Cuando se estaba por sancionar la reprivatización de YPF, desde el P.O. dijimos que la oposición había caído en un default político, esto en sintonía con los políticos tradicionales de los países donde golpeó más fuerte la crisis. Se unen contra la clase obrera para salvar al capital, generando una reacción de las masas que los condenan por estos ajustes.

Crece desde el pie

La decadencia de los partidos tradicionales de este país va acompañada de la emergencia de un pueblo que sale a reclamar lo que le corresponde, los ejemplos son cada vez más: los pobladores que le dicen no a la megaminería, las listas clasistas que enfrentan a una burocracia corrupta y asesina, los estudiantes universitarios que defienden la educación contra un proyecto educativo bancado por radicales y k; indígenas reclamando sus territorios.

Estas batallas particulares se dan en un marco en el que la fuerza que se consolida después de ganarse un espacio en la política nacional es la izquierda anticapitalista representada por el Frente de izquierda y de los trabajadores (FIT). Es decir, en sintonía con las masas del mundo capitalista en crisis, en Argentina se produce una radicalización y giro a la izquierda, una tendencia que hay que fortalecer día a día para dar la solución que los políticos tradicionales ya no pueden proponer contra esta gran crisis, a la que ellos mismos nos llevaron.


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