lunes, 26 de marzo de 2012

A 36 años del último golpe militar la lucha continua


             
Escribe Oki Rae (Desde Chillar; UJS-PO, Azul).-

En un nuevo aniversario del autodenominado proceso de reorganización nacional, se presenta la posibilidad de sacar algunas conclusiones sobre sus causas, consecuencias, objetivos;  es decir,  analizarlo y no dejar de hacerlo para poder ver cada vez con mayor claridad.

Los dos demonios

Cuando asume Alfonsín, con la publicación del Nunca Más se intentó explicar la dictadura militar como el enfrentamiento entre dos bandos; la teoría de los dos demonios. En el prologo al informe redactado por la CoNaDeP, se puede leer el fundamento de esa teoría: “Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror  que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda”; a ese terror desatado por el extremismo contra la población civil se lo sustituía con el estado de derecho: “con la democracia se come, con la democracia se cura, con la democracia se educa” supo decir el presidente radical Alfonsín. El  “exceso” atribuido a la represión con la que la derecha enfrentó a la izquierda constituyó una coartada de cara a la sociedad. El Terrorismo de Estado no vino a aniquilar a una guerrilla en pleno retroceso, sino al movimiento obrero que se estaba organizando desde las bases contra la burocracia y que con el Cordobazo inauguró un nuevo clima de lucha y clasismo, clima que quiso ser calmado con la llegada de un viejo general que usando su buena relación con el movimiento obrero garantizaría la paz social; pero este objetivo no pudo ser alcanzado y fue necesaria la implementación de políticas represivas: la aparición de grupos paramilitares; al 5 de la burguesía se le estaba yendo las cosas de las manos. Luego, con su muerte y la presidencia en manos de su mujer, la cosa se caldearía más. La clase obrera saldría por primera vez a la calle contra un gobierno peronista en lo que se conoció como el rodrigazo. El dirigente radical Balbín diría que había que combatir la guerrilla fabril. A eso precisamente vino la junta militar: a terminar con la tendencia de la clase obrera a organizarse por fuera de la burocracia y apartándose de la colaboración de clases a las que peronismo los invitaba.

El gobierno de los derechos humanos

Desde la llegada del kirchnerismo al poder, se elaboró una nueva versión de esta teoría, en la que se condena a la dictadura y se hace una “reivindicación” de aquella generación, en cuanto combatiente contra un régimen autoritario, represivo y contrario al estado de derecho; régimen inaugurado en 1955, donde se derrocó al líder del pueblo y se lo obligó a abandonar el país (obligación que pudo desobedecer apoyándose en el pueblo); es decir, que en un jugada muy ingeniosa, los herederos de ese gran 5 que tuvo la burguesía no juzgaban a la clase obrera por haber intentado un giro a la izquierda, sino que lo reivindican en el pasado, para limarle todo contenido revolucionario en el presente. Dan un doble mensaje. A la burguesía le dicen que con estas conquistas simbólicas y parciales mantendrán al pueblo alejado del extremismo de izquierda y a la clase trabajadora le piden que banquen al modelo, que moderen sus reclamos para no despertar al extremismo de derecha. Acá vemos cómo vuelve a aparecer otra vez el estado de derecho como punto medio de dos bandos que se complotan para atacar a los inocentes ciudadanos, un estado que combate la critica por fuera de sus instituciones con fosforo blanco y torturas, como Alfonsín en el asalto al cuartel de la tablada, o con la agudización de las leyes represivas (ley antiterrorista, uso del código penal para perseguir la protesta social) y la represión por medio de las fuerzas de seguridad o patotas (las que mataron a Mariano), tal  como sucede bajo este falso gobierno nacional y popular.

La lucha continua

La explicación del 24 de marzo del 1976 debe darse teniendo en cuenta el carácter de clase del estado; es decir, de defensor de una forma de organización de la sociedad donde los dueño de la propiedad oprimen a los que tienen que trabajar para cubrir sus necesidades. No por nada los militares llamaban subversivos a los que decidían desaparecer, ya que cuestionaban el orden existente, querían cambiar la forma de organizar la sociedad por una más justa. Por eso a 36 años  del golpe de estado la lucha tiene que darse contra el régimen social (capitalismo) que  los milicos defendieron derramando sangre e independientemente del estado que no rompió con su esencia burguesa y es heredero del estado que masacró como fundación a los pueblos originarios, el de la semana trágica, la Patagonia rebelde, los fusilados de león Suarez y un largo historial más, siempre defendiendo los mismos intereses económicos.


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