Tomala vos, damela a mí!!!
Los estudiantes nos encontramos cotidianamente ante nuevos desafíos. En
la actualidad, la gran mayoría de los colegios secundarios, institutos
terciarios y universidades enfrentan ante el calor de la lucha la defensa de la
educación pública. Las crueles políticas neoliberales que se vienen llevando a
cabo atentan contra el derecho a la enseñanza gratuita y pública. Claramente,
este no es sólo un atentado contra los jóvenes, sino también un golpe a la
clase trabajadora. Junto a otras medidas, es un ataque sistemático al salario.
A la hora de organizarse, los estudiantes plantean el debate acerca de qué
posición hay que tomar frente a las nefastas políticas que atacan a los
intereses del estudiantado. Para poder analizar tal posición, es necesario
estudiar cuál ha sido el accionar histórico de los gobiernos de turno.
Desde la década del setenta ha comenzado a desarrollarse en todos los
países del mundo (con el Banco Mundial como gran auspiciante) la reconocida
"reforma educativa". La misma no es más que un impulso capitalista
que pone como pilar central el beneficio de los negociados de un grupo de parásitos,
vividores de los males sociales. Para ser más claro, esta reforma se basa en el
desfinanciamiento de la educación pública y el desarrollo de la educación
privada. Allí residen los intereses de los capitalistas en la educación. Pero
como si esto no fuera poco, la reforma fue lanzada bajo el estéril argumento de “ligar
la educación y el trabajo”. En otras palabras, la modificación de todos los
planes de estudio puesta al servicio de las necesidades de los capitalistas.
Claramente no han sido solamente las dictaduras militares las que han
atentado contra la juventud estudiante y las clases populares. Ya en democracia,
los gobiernos de turno han seguido el rumbo de los intereses empresariales en
la educación. Desde una perspectiva más amplia y crítica, pareciera que el
sistema necesita atacar sistemáticamente a la juventud para poder garantizar un
negocio vil de las expresiones juveniles. En la década del 90, durante el
mandato de Menem, el financiamiento de la educación pasó de estar en manos de
nación a ser responsabilidad de las provincias y en algunas ocasiones de los
municipios (en ambos casos, muchos de ellos quebrados). De esta manera los
gobiernos, férreos defensores de la burguesía, continuaron (a través de
subsidios millonarios a la educación privada) el proyecto que iniciaron las
dictaduras militares. Como consecuencia de la Ley Federal y la Ley de Educación
Nacional, hoy tenemos un sistema educativo que se desploma, que no está ni
cerca de cubrir las necesidades de la gran mayoría de la población, pero que a
su vez desarrolla sin límites el financiamiento de las instituciones educativas
de gestión privada, tal es así que los colegios privados llegan a ser más de la
mitad del sistema educativo. El kirchnerismo ha intentado ser la cara opuesta a
las políticas menemistas, pero no ha sido más que una gran contradicción entre
lo dicho y lo hecho. Sobran los discursos, sobra la propaganda oficial, pero
faltan medidas políticas que le pongan fin a este avasallamiento a la
educación. El oficialismo ha desarrollado aun más las nefastas políticas
liberales y ha agregado nuevos paquetes de leyes que profundizan una orientación
en la política educativa que nos conduce al abismo.
Pero ¿cómo afrontamos los estudiantes el desafío de luchar en defensa de
la educación pública? En primera medida, es clave defender las herramientas con
las cuales contamos los estudiantes para poder luchar contra la avanzada de los
capitalistas. Nuestra herramienta es la organización del estudiantado a través
de los centros de estudiantes, pero claro está que los centros de estudiantes
deben ser independientes de los gobiernos de turno y de las autoridades
reaccionarias. Los estudiantes independientes debemos colocarnos en la vereda
opuesta a la de los centros que cumplen funciones paraestatales, porque tales
movimientos no tienen otra función más que disciplinar a los estudiantes en
función de defender las arcas de la burguesía. El desarrollo de los centros de
estudiantes combativos es crucial para poder alcanzar las reivindicaciones de
la juventud.
…Si no hiciésemos política,
los centros de estudiantes quedarían relevados a clubes de estudiantes en donde
hablaríamos del partido del domingo y nos sentaríamos a ver cómo la juventud
pierde la posibilidad de formarse y por ende de construir el futuro, es decir,
estaríamos viendo a los futuros desocupados. Si fuese así, deberíamos dejar las
reivindicaciones de los estudiantes archivados en un cajón, ya que estas están
ligadas a la política…
…Las autoridades y el gobierno prohíben a los jóvenes reclamar por sus
justos reclamos. Cuando un alumno es consciente de la situación en la que
estamos sumergidos, y decide organizarse y organizar a sus compañeros para
reclamar sus necesidades, el Estado, la Iglesia, los capitalistas, nos dicen
que debemos olvidar esto, “no hacer política”. ¡Pero al querer analizar por qué
hay compañeros que no pueden concurrir a clases, nos encontramos con la
política en el medio!... Mariano Ferreyra
La Caldera año 2004
Afrontemos la lucha en Azul: en nuestra ciudad, la educación es una de las cuestiones más polémicas.
La falta de gestión a la hora de trabajar con las problemáticas de los jóvenes
ha puesto en crisis la situación educacional de la comunidad. En muchos casos,
los gobernantes han hecho oídos sordos a nuestras problemáticas, o han sido
ineficientes a la hora de gestionar una solución a los conflictos. Muchas veces
el fracaso a la hora de brindar soluciones, se encasillan en la complicidad política
de la crisis educativa local. La cuestión edilicia en las instituciones
educativas azuleñas es caótica, la falta de gas en los colegios, el parate de
las obras en los mismos, la falta de higiene, son producto consecuente del
ajuste que la provincia está llevando a cabo y la complicidad reaccionaria de
los representantes del estado de todos los partidos patronales. Pero la
estructura física de los colegios no es la única problemática que los
estudiantes debemos enfrentar. La falta de becas y la constante amenaza de
cierres de carreras y cursos es una traba para que todos los jóvenes puedan
estudiar. En ese contexto, también es crucial la lucha por el boleto
estudiantil. Las luchas no caducan ni tienen fecha de vencimiento, es por eso
que los estudiantes azuleños debemos retomar la responsabilidad histórica de
luchar por nuestros derechos y colocar a los centros de estudiantes en el
centro de la discusión. Organicemos la lucha, vayamos por la unión estudiantil
y trabajadora, despertemos la consciencia por la lucha de clases, y que sienta
el tirano la rabia insurgente!!!
UJS -Azul
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