viernes, 4 de enero de 2013

Los trabajadores del hospital mantuvieron tomada la Municipalidad de Azul durante diez horas



EL HOSPITALAZO


Por Juan Rubolino (PO-UJS)




Durante la mañana del segundo día del año los trabajadores municipales del Hospital Pintos de Azul se movilizaron a la Municipalidad para exigir una solución al conflicto salarial. 

El jueves 27, los trabajadores junto a los referentes gremiales, Vanina Zurita (ATE) y Omar Varela (STMA) lograron acordar
 un incremento del 25 por ciento desdoblado en dos cuotas (15% en enero y 10% en julio) luego de dos semanas de paro. Se dispuso firmar el acta del acuerdo al siguiente día pero esto no ocurrió. El secretario de Gobierno, Héctor Bolpe, rechazó el acta que sus propios funcionarios habían elaborado alegando que en ella no se encontraba reflejado lo acordado en el consejo del salario. Este acto de extremada caradurez y cobardía por parte del funcionario hizo estallar la bronca de los trabajadores del Pintos que durante los días posteriores no sólo siguieron con las medidas de fuerza –paro y movilización- por tiempo indeterminado, sino que la reforzaron con piquetes y cortes de calles en los accesos al Hospital . Luego de Año Nuevo, los trabajadores decidieron organizar la “Marcha contra la mentira” para exigir al Departamento Ejecutivo que respetara el acuerdo.

Cerca de las 10 de la mañana, arribó al veredón municipal la columna de los trabajadores, acompañados por representantes de  ATE y el STMA. Junto a ellos, marchó el PO-UJS.  En el lugar se encontraban médicos,
comisiones vecinales, trabajadores de Papelera, de Chillar, y de otros sectores municipales como Vialidad y  Jardín Maternal que se sumaron a la lucha emprendida por personal profesional y no profesional del Pintos.

Los trabajadores irrumpieron en la Municipalidad exigiendo la presencia del Intendente. Durante horas no hubo respuesta alguna, cuando Daniel Puga, subsecretario de Comunicación informó que alrededor de las 13 hs. iban a ser recibidos. Pocos minutos después,  la noticia de que Inza había huido por la parte trasera de la Casa de Gobierno en un remis irritó a los trabajadores ya indignados que invadieron la antesala del despacho del intendente.

Bolpe y Spitale fueron los encargados de recibir a los municipales pero, a diferencia de la negociación del jueves, no se encontraban Cañibano y Santillán,  encargados de redactar el acta que el propio Bolpe desconoció posteriormente. Ambos funcionarios pagaron los platos rotos, ya que el gobierno comunal los responsabilizó por haber redactado un acuerdo que no se correspondía con lo que se había pactado.

Alrededor de las 14hs. salieron los gremialistas al hall de entrada que ya se encontraba tomado por los trabajadores e informaron que los funcionarios no querían dar el brazo a torcer. Esto derivó en la toma definitiva del edificio por tiempo indeterminado. 

Cerca de las 16:30 se concretó otra reunión en la que hubo un principio de acuerdo, pero que no contentaba del todo a las bases,  ya que  se ofrecía lo mismo con la diferencia de que lo que iba como garantía pasaría al salario de bolsillo en Enero de 2014. Luego de la propuesta, la burocracia sindical se valió de un discurso de pacificación con el que buscó salvaguardar su pellejo antes que jugársela de lleno. Los municipales en asamblea decidieron levantar la toma alrededor de las 19:30 hs.

Durante casi 10 horas, el palacio municipal estuvo tomado por los trabajadores del Hospital Pintos,  que venían de sostener una huelga de 19 días.  Esto demuestra la capacidad y convencimiento de lucha que tuvieron. Su estructura organizativa fue la asamblea, que le valió una intervención más activa y una mayor participación de las bases.  El trasfondo de esto no se desliga con la situación política nacional, donde las bases obreras están obligando a la burocracia sindical a actuar.

A horas de haber comenzado el 2013, la gestión de José Inza se hunde como el Titanic sin encontrar rumbo, ni salvavidas. El modelo se derrumba y la salida tiene que ser por izquierda, de los trabajadores.

Conclusiones del acuerdo 
El acuerdo salarial cerrado por las conducciones de ATE Seccional Azul y el Sindicato de Trabajadores Municipales –STMA- tiene dos consecuencias negativas inmediatas: no haberle torcido el brazo a la Gestión N&P Inza, que en cambio se lo torció a la burocracia gremial –el intendente no respetó el acuerdo originario de incorporar al básico la diferencia en pesos para garantizar los 500 de aumento a quienes no lo alcanzaran con el 15 % pactado para el primer semestre del año- y haberle puesto un techo a las paritarias muy por debajo del índice inflacionario, excluyendo incluso del mínimo vital y móvil a las categorías inferiores del escalafón.

El aumento será finalmente del 25 % desdoblado en dos cuotas –no del 26,5 como reza el acta-: el 15 a partir de enero y el 10 en Julio, y para todo el año. Que el 10 % que corresponda aplicar al mes de Julio se lo considere en su momento sobre la base del salario con la garantía incluida no es una conquista, sino una consecuencia necesaria de un aumento programado a futuro; en cambio, quitarla hubiera significado consentir lisa y llanamente la renuncia a ella como incremento salarial.

Pero además, la suma que aportará en negro el municipio para completar los quinientos pesos a quienes no lo alcancen con el 15% de aumento del primer semestre, sería objeto de deducciones previsionales, sociales y sindicales, no obstante no integrársela al básico y, por lo tanto, quedar afuera de las bonificaciones por antigüedad, aguinaldo y jubilaciones. Esto en realidad no lo aclara el acta y lo verificarán los trabajadores en sus respectivos haberes.

El reclamo salarial que tomó cuerpo entre los trabajadores del Hospital Municipal sorprendió a la dirigencia. Ninguno de los tres sindicatos que representan a los municipales advirtió el movimiento que se venía gestando en ese sector. Las bases no sólo pusieron en pie su protesta por el salario, sino también por las condiciones laborales. Profesionales y no profesionales vienen denunciando el vaciamiento del hospital que ha alcanzado ribetes escandalosos, a pesar de haber sido el 2012 un año de recaudación record de las obras sociales. Hablan de una suma superior al millón de pesos y la pregunta es inevitable: ¿Dónde está la plata?

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