ZONA LIBERADA
A través de
los medios, denuncias públicas y hasta por versiones, todos sabemos que la policía libera zonas para que se comentan delitos con total impunidad, de los que ella obtiene beneficios y a los que incluso a veces organiza. Las llamadas zonas liberadas son aquellas franjas territoriales que las fuerzas de seguridad despejan por un lapso temporal determinado para que se pueda
actuar ilegítimamente con un alto grado de impunidad y se establecen sobre acuerdos fundados en razones económicas, políticas y represivas.
El ejemplo más notorio y
actual a nivel nacional es el que se ventilará en el juicio que comenzará pasado mañana contra el sindicalista-empresario ferroviario José Pedraza, su patota y efectivos de la Policía Federal Argentina; estos últimos por haber liberado la zona para que la patota de la Unión Ferroviaria de Pedraza
agrediera a los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca que reclamaban el
pase a planta permanente, cometiera el crimen que terminó con la vida del militante
del Partido Obrero Mariano Ferreyra y lesionara con gravísimas heridas a otra militante del Partido, Elsa Rodríguez, al igual que a otros compañeros que adherían a la protesta.-
En Azul, acabamos de tener un claro ejemplo de zona liberada en los últimos episodios del Barrio San Francisco.-
Desde el
sentido común, no debe haber habido ningún azuleño que. interiorizado
de los acontecimientos ocurridos en ese barrio y luego de la ráfaga de denuncias y reclamos que se hicieron públicos en las distintas manifestaciones callejeras,
no haya previsto algún tipo de represalia hacia la familia de
los imputados por la muerte de Héctor Talamonti. Más aún, de hecho, días atrás,
un automóvil de una persona del mismo apellido que los acusados por ese asesinato se incendió
en otro barrio de la ciudad.-
Si los vecinos podíamos preveer un desenlace vindicativo, cómo explicarse que quienes
precisamente cumplen la función específica de prevenir y reprimir, como son los
integrantes del Ministerio Público Fiscal y de la Policía Bonaerense ,
no lo hayan hecho. La respuesta es sencilla, tanto los unos como los otros, al
no tomar los recaudos de protección que exigían las circunstancias, como el de una custodia permanente en el domicilio de la familia
de los imputados por la muerte de Talamonti, enviaron un claro mensaje a quienes reclamaban venganza, permitiéndoles que dispusieran de las horas necesarias para cercar la zona con distintos dispositivos y atacar la vivienda de la familia sobre la que habían prometido vengarse, hasta destruirla. Y lo hicieron. Tuvieron tanto tiempo como el que exigía organizar el cercado del barrio.
Un desenlace de estas características le permitiría a la Policía y al MPF justificar y legitimar ante la población la represión y persecución
penal de que son objeto los jóvenes de la barriada y, a la vez, instalar el
descrédito de las denuncias que sectores del barrio han formulado
públicamente contra integrantes del Ministerio Público Fiscal y
funcionarios de la Policía Bonaerense.- Pero esto también le venía fenómeno al intendente kirchnerista José Inza, quien en ningún momento le puso el ojo a las terribles denuncias que revelaban que la violencia se organizaba precisamente desde el poder.
El intendente debería haber exigido ya la renuncia de las autoridades policiales por haber creado las condiciones necesarias para que tuvieran lugar estos nuevos episodios de violencia.
Por estos últimos hechos hay un joven detenido, cuya responsabilidad deberá dirimir la Justicia, pero están libres todos los que hicieron posible que se organizara ese ataque y, en consecuencia, son responsables visibles de lo ocurrido.
(*) El Dr. Jorge Moreno es dirigente del Partido Obrero en Azul, se desempeñó durante años en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de la misma ciudad, con la que colabora actualmente, y fue Juez Penal en este Departamento Judicial.
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