Poesía proletaria
Poema de Patricio González
(16 años)
Azul.-
Que dañina mi rutina, siempre me da más de lo mismo.
5 30 suena el despertador,
con los ojos entreabiertos te diría que de memoria
casi sin mirar voy hasta el baño y el agua fría…
me vuelve a contar la verdad.
Otra vez en el mundo, ya lejos de la fantasía
a no ser que ella sea mi mundo,
rutinariamente recurro a darle el desayuno a la nona.
Sí, rutinariamente.
Por desgracia muchas veces aparecerá esta palabra en estas hojas,
por desgracia lo mismo hace en mi vida permanentemente.
Y no quiero que esté caliente.
Mientras reniego se va la primer parte.
Después de tanto escándalo me toca a mí,
nada está feo ni caliente. Es lo que hay…
agarro las llaves que se perdieron y no pude comprar,
salgo por la puerta que hoy ya no existe.
Festivo saludo compañeros!
He llegado al laburo.
Agarro la pala empiezo a tapar
el pozo que ha hecho una guerra mundial.
Va muriendo mi organismo, no puede aguantar
el ritmo de vida que le toca vivir.
Me voy después de tanto sufrir.
Dejo la pala, mañana volveré.
Hacia el fondo del bolsillo llega el dedo
de las últimas monedas para el colectivo.
Mes a mes, año a año es que vivo
con lo último, con la angustia, lo que sobre.
Nada soy ante lo que el sistema impone.
Uno más de los que habla y no oyen.
Vuelvo a entrar por esa puerta que no aparece.
Un fuerte abrazo de los niños me amanece.
El cansancio del fiel beso de mi mujer
me alienta a quedarme un rato
a no ir derecho a acostarme
a poder crecer.
Rica la cena o es lo que se puede
Tal vez la condena de lo que no se debe
Aún sin estarlo me siento satisfecho
Caigo en la cama bien derecho
A volver a mi mundo o a la fantasía
Quemo un cigarro, el de la alegría
Se me va la vida sólo en un sueño.
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