Por Nahuel Mirande (UJS Azul) Desde la década del 90, durante el mandato presidencial de Carlos Menem se llevó adelante una política de privatización masiva en todo el país. En este período, ni la educación tuvo oportunidad de mantenerse ajena a esta terrible gestión privatizadora, sin mencionar la espantosa reforma educacional, que fue tomada del fracaso educativo en España. Asimismo, los gobiernos posteriores a Menem, es decir, De la Rúa, Dhualde y los kirchner siguieron ejecutando políticas similares en la materia. ¿En qué consiste básicamente este modelo privatizador? En que los fondos destinados a las escuelas estatales se reduzcan en forma considerable, con el fin de subsidiar a la educación privada (y a los intereses capitalistas que hay detrás de todo esto) dejando así un importante déficit de la educación pública.
Está n a la vista las consecuencias de este modelo, que se manifestaron de manera directa en lo que se llamó “el estudiantazo”. Este movimiento se basó en un levantamiento masivo de estudiantes secundarios y universitarios que reclamaban, entre otras cosas, un mejoramiento edilicio de las escuelas públicas, ya que el estado en el que se encontraban era deplorable. En el contexto de este movimiento estudiantil aparecieron con gran fuerza las juventudes manipuladas por el Estado, que fueron las encargadas de desvanecer el espíritu y el pensamiento libre e independiente de los reclamos.
Está claro que la estructura dentro la cual se somete al alumno al aprendizaje está en total decadencia, como también lo están el programa educativo y la formación docente- El sistema de enseñanza se desmorona con efecto dominó. La aparición de las netbooks no es al parecer, por decirlo de algún modo, algo que perjudique en gran medida a la educación, pero el contenido con el que han sido preparadas deja en claro cuál es la intencionalidad de las políticas de estado dedicadas al estudiantado (puede verse en los “juegos didácticos” que incluyen las mentadas netbooks).
Otro de los puntos a remarcar sobre esta herramienta de instrucción, es el cambio que produce en la relación entre el profesor y el alumno. Para muchos de los estudiantes, el docente es un contenedor necesario de su estabilidad emocional que pasa a verse afectado desde el punto de vista social. Pero el mayor problema de este programa es de origen: la procedencia de las netbooks. El 75% de las maquinas fueron fabricadas con los fondos del Anses y esto sigue generando un vaciamiento innecesario de nuestros fondos jubilatorios.
El gobierno ha obtenido de esta forma la conformidad de gran parte del alumnado que no advierte que esta es una maniobra política para no mostrar cuáles son realmente las falencias del Estado en materia de educación pública. Nuestros estudiantes no sólo deben contar con computadoras, sino también con edificios dignos, materiales de aplicación en el aula, un buen programa en cuanto a su contenido, centros de estudiantes libres e independientes, etc.
A las netbooks como herramienta de propaganda y de vaciamiento educativo, siguen otras políticas que son de sumisión de la educación a los intereses empresariales. Basta fijarse en las llamadas pasantías que supuestamente preparan al alumno para su futura inserción en el “mundo laboral”. En realidad, las pasantías no son remuneradas y obligan al alumno a someterse a horas de trabajo con el único objetivo de generar mayor productividad a las empresas en las que desarrollan la actividad. Una situación similar es la que atraviesan los estudiantes terciarios y universitarios que son obligados a realizar las llamadas “prácticas” con las que realizan su aporte laboral sin recibir ninguna remuneración; por ejemplo: los estudiantes terciarios de los diversos profesorados, que trabajan para el Estado dando clases sin que el Estado les pague absolutamente nada.
Lo que es sumamente importante en este tipo de cuestiones, es que los estudiantes puedan reaccionar ante el abuso de las fuerzas de poder, que no sean sometidos por el estado y que la educación no sea un padecimiento. Los centros de estudiantes deben fortalecer su participación como asimismo expresar e impulsar el pensamiento independiente. Debemos oponer resistencia y despertar el interés de nuestros pares en la política estudiantil, dejar todo tipo de interés personal y luchar por lo que realmente nos corresponde. Todos tenemos derecho a una educación digna, fuera del alcance de los mercaderes capitalistas que solo buscan la exclusión del aprendizaje de las clases damnificadas por el sistema. Debemos levantar las banderas por la educación, hacer llegar nuestro reclamo y por sobre todas las cosas mantenernos unidos para afrontar una problemática en común. La unión hace la fuerza y eso nunca lo podemos olvidar.
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