jueves, 10 de noviembre de 2011

Absolución de Menem

Decisión política no judiciable
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La sentencia por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, de la cual hoy se conocen los fundamentos, es una excelente muestra de muchas cosas.
Por el constitucionalista Roberto Gargarella en su blog "Seminario de Teoría Constitucional y Filosfía Política".
La sentencia es un muy lindo corolario, además, de un proceso de unión, y muestra clara de la continuidad existente entre kirchnerismo y menemismo, y del modo en que ambos grupos se apoyaron cada vez que realmente hizo falta –amigos son los amigos. Como sabemos, los Kirchner y el kirchnerismo aprobaron todas todas todas las medidas que promovió CSM, durante su década presidencial –incluyendo, enfáticamente, las peores de todas (las nombramos?)- y fueron líderes y bastiones en el sostenimiento del Ministro de Economía Cavallo y todas todas todas sus horrendas medidas. Luego, CSM y el menemismo retribuyeron favores tan oportunos, aprobando toditas las medidas importantes requeridas por el kirchnerismo. A lo cual se suman todos y todas los-las funcionarios-as políticos-as de primerísima línea compartidos por ambas administraciones. Y también están todos los oyarbides y altísimos miembros del poder judicial comprometidos en ambos períodos, simultáneamente, con el escándalo y con el poder. La decisión del caso aparece como una nueva y coherente muestra de la solidez de la amistad, y de la continuidad entre ambos períodos. Este regalo en forma de sentencia y con moño es una delicia que sella el pacto amoroso, y certifica judicialmente el profundo vínculo entre ambas administraciones, en todo lo que haga falta. Los argumentos no están, pero la amistad es dulce, como el dinero, y los resultados están a la vista.

Y la sentencia es otra lindísima muestra de las mentiras legales dominantes, e ilustra maravillosamente una común tendencia en el razonamiento judicial local: partir de una premisa aparentemente inocua, incontrovertida, más bien vacua, para desprender de allí consecuencias finales mucho más específicas que la premisa inicial, pero sin agregar, en el medio, nada del razonamiento jurídico relevante capaz de sostener la conclusión a la que se llega.
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Por ejemplo (aunque no es éste el caso) los jueces pueden enunciar como premisa “sus derechos terminan donde empiezan los de otro,” para llegar, desde esa frase hecha, a conclusiones contundentes sobre el caso concreto –aquellas a las que de antemano, picarones, querían arribar- sin decirnos nada acerca de cuándo cede qué derecho y por qué razones. O invocan “principio de razonabilidad”; o “poder de policía;” o “urgencia impostegable;” o “inconstitucionalidad sobreviniente;” o tantas otras “cartas ganadoras” que luego no fundamentan, y que se convierten así, imperceptiblemente, como no queriéndolo, en única premisa real, destinada a sustentar la conclusión del caso concreto.
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En este caso los jueces recurren a otra frase judicial cazabobos -“decisión política no judiciable”- para intimidar a los lectores legos, dejar "congelados" a los críticos no expertos, e imponer luego la decisión que dicte el poder de turno. El gobierno argentino incurrió en clara falsedad ideológica; dijo que vendía armas para Panamá y Venezuela, cuando las armas iban para Ecuador y Croacia, países en situación bélica; se involucró en el pedido y recepción de coimas, avaladas por todas las fuentes necesarias; pero la decisión del caso era política. Y? De dónde sacaron los jueces que por ser una decisión política no es una decisión judiciable? Del caso supuestamente obvio (“uso parte de lo recaudado para arreglar este bache y no el de al lado”), que sugiere para cualquiera que el poder político debe tener márgenes de decisión democrática amplios, no se deriva en absoluto que los eventuales delitos que se pudieran cometer en el marco de esas decisiones “democráticas” no deban ser sujetos a controles estrictos, de todo tipo, y aún o especialmente judiciales, sobre todo cuando existen indicios fuertes de que ellos han sido cometidos; y más aún cuando las decisiones involucradas son de fundamental importancia pública (contra la tonta doctrina local que consideró que cuanto más grave era la decisión en juego –situación de estado de sitio, por ejemplo- menos intensos debían ser los controles).
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En fin, la fiesta sigue: la amistad entre los más poderosos es siempre muy hermosa; nuestros abogados corren prestos a comer los canapés que se han reservado para ellos; y los jueces, entre risas divertidas, dan certificado de calidad jurídica a todo lo actuado. Gracias muchachos! La verdad es que se pasaron otra vez!
foto: il bacio (verona-romeo-julieta)

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