jueves, 21 de julio de 2011

Que la tortilla se vuelva


           A las necesidades de los pueblos se oponen las necesidades de los mercados. Si alguien quiere encontrar un punto de conciliación en esta compulsa, pierde su tiempo. La profunda contradicción en que han ingresado las fuerzas productivas con las relaciones de producción existentes demuestra en resultados el grado de evolución de una economía globalizada que deja en el camina sus propios muertos y pone en jaque a sus socios, los Estados, que siguen elevando a cifras escandalosas sus deudas públicas al servicio de la voracidad de la especulación financiera y el rescate de los capitales a los que debemos este desastre humano.



Mientras los indignados se levantan en España, el pueblo se subleva en Grecia, los trabajadores estallan en Gran Bretaña, los estudiantes y mineros del cobre se alzan en Chile y Obama enciende la luz de alerta ante el  peligro de un colapso universal, la ingeniería política del sistema de producción imperante decide que el que paga no debe ser el culpable, sino la víctima.
Así estamos. El gobierno kirchnerista saldó la deuda con el FMI alegando razones que se dan de bruces –renovó la injerencia de ese organismo multilateral con la última auditoría- y hoy negocia el pago de la deuda con el Club de París, deuda que corresponde en su mayor parte a la contraída en el gobierno de facto. Esto sumado a la elección de su ministro de Economía para la integración de la fórmula presidencial es la señal contundente del rumbo cristinista: más deuda externa. El ciclo que le sigue al saqueo de la ANSES y el uso de las reservas del BCRA, fondos que fueron extraídos para saldar deuda con los organismos multilaterales de crédito; endeudamiento con los organismos multilaterales para saldar la deuda intra-estado. Y así.
Los Estados –nacional, provincial, municipal- fortalecen sus Ejecutivos no por casualidad, sino para ejecutar las políticas que la raíz de la economía global manda –la página del Tribunal de cuentas de la Provincia de Buenos Aires parece un sitio de promoción del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo-. Y el legislativo se reserva cuando no un lugar de disputa de poder para la continuidad –en términos de Economía las fuerzas políticas que monopolizan el juego electoral encubren fuertes consensos-, un ámbito de convalidación del camino escogido.
En Azul, la última aprobación del presupuesto municipal contuvo el lamento deliberativo por las mayores facultades presupuestarias del Ejecutivo que ahora puede meter mano sin pedir permiso, para disponer a su antojo de las partidas respectivas, desplazando sus límites de acuerdo a su propia voluntad política. Y también fue sancionada con críticas a la política del Departamento Ejecutivo la ordenanza de compensación de los excesos incurridos en el ejercicio presupuestario 2010. Pero fue sancionada. Y los lamentos provienen de formaciones políticas que comparten más arriba el poder que produce este estado de cosas; sólo recordemos los famosos decretos de necesidad y urgencia, con los que el kirchnerismo ha gobernado firmemente en los últimos años. ¿O no fueron atribuciones pactadas entre los partidos políticos mayoritarios que hoy pretenden diferenciarse? Y qué decir de la reforma política, dispuesta para asegurar la continuidad de esa representación política en el poder gubernamental y proscribir a las formaciones minoritarias que encuentran severos impedimentos para desarrollarse en esta industria electoral en la que todo está pensado y dispuesto para ese establishment que nos gobierna desde 1983, época desde la cual nos hacemos las mismas preguntas. El cuento de la buena pipa. Promesas sobe promesas que jamás encontraron efectivo cumplimiento. A sus pruebas. Presupuestos participativos, Barrio San Martín de Porres. Municipalización del servicio de recolección de residuos. Rescates de fuerzas productivas (SUMA, EFASA, Papelera, Estacionamiento Medido, etc. etc.). Hasta un subsidio de 78 mil pesos otorgado a un Frigorífico fantasma que nunca se puso en marcha! Viviendas. Cuántas cosas bonitas en boca de los candidatos, algunos que hoy montan sus campañas directamente desde el Estado, como Vignau que aprovechándose del ejercicio provisional del  Ejecutivo se cargó con el anuncio publicitario de impulsos comunales.
El Frente de Izquierda levanta sus propios puntos programáticos a partir de un concepto de organización municipal diferente. Contra la continuidad y el cambio, la transformación de la política comunal que debe realizarse  con mecanismos auténticos de participación vecinal, cambiándole el rumbo a una gestión histórica de desigualdad y sumisión. El principal instrumento para intervenir en la transformación urbana es el presupuesto. Y la primer forma de romper el molde es expropiarlo del lugar en el que ha sido puesto y a los fines a los que históricamente ha servido. Expropiación inversa.
Jorge Moreno. Candidato a Intendente de Azul.-

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